El pesimista, cuando contempla el crepúsculo, supone que es el ocaso y teme a la noche que viene. El optimista en cambio apuesta por la madrugada y sueña con la luz que está llegando.
Al que vive de esperanza le da lo mismo. Él sabe que al día siguiente saldrá otra vez el sol, y que volverá a ponerse.
No me llaméis "blog". Soy un globo que vuela a su aire, se renueva cada día y admite toda clase de pasajeros con tal que sean respetuosos y educados, y cuiden la ortografía. Me pilota desde hace algunos años un cura que trata de escribir con sentido sobrenatural, con sentido común y a veces con sentido del humor.
martes, 26 de agosto de 2008
Alba o tramonto (II)
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2 comentarios:
Cómo me gusta este blog, que perseverancia, se ve que le gusta más que el chocolate. Del congo de Almati, olimpiadas, pájaros, a su Misa me encomiendo. Hablé con Kloster...está muy dessanimado con usted, intenta frenarle pero no puede.
Pues no sé si tendrá algo que ver, pero a mí, que no conduzco, me encanta viajar de noche, cuando no se ve nada a los lados de la carretera. Es como estar más cerca del cielo, de las estrellas, de la inmensidad de todo.
También está, por supuesto, el lado del que conduce que, por lo general, odia hacerlo sin la luz del día. Supongo que es uno de los motivos por el que les gusta llevarme de copiloto: no suelo dormirme.
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