Anochece en Molinoviejo. Termina una jornada gozosa, laboriosa y fecunda. Salgo al jardín con los prismáticos, consciente de que ya no son horas para las aves diurnas y aún no empezado el concierto de silbos del autillo. La última luz del atardecer abrasa el horizonte, pero no es capaz de traspasar la compacta barrera de los pinos.
Homero, el búho de mi globo, se ha ido al bosque quién sabe con qué intención. ¿Dónde se habrá metido el bicharraco?
5 comentarios:
¿Puedo aportar algo 1/2 verso? :"y con un beso de despedida sonrroja el horizonte..." Dios me libre de competir con el joven poeta pues que yo tambien presumo de ser joven y hacer poesia y me gusta. y cantar la de otros cuando voy a cumplir mi encargo de sacar los cubos de recoger el pan: "Cuando se acorten los dias junto a mi sombra y en mi alma caiga sangrando el atadecer yo levantare mis ojos pidiendo al cielo: volverte a ver" No me importa decir que las heridas tardan en cicatrizar, pero hoy les he tenido muy presentes, he recibido una llamada y espero una visita de unos amigos. Adiosle
Q guay conocer tantos pájaros!!
¡Oooh, qué tierna la parejita!
Quizás fue a por el alimento literario que debe sembrar por las mañanas para que haya líneas nuevas :)
Desde hace una semana mi pareja nocturna es Cecilia, que con el jet lag aún no se da cuenta que a las 2 am hay que volverse a dormir. Y que no necesita un biberón a esa hora, sobre todo cuando hay que bajar a hacerlo....:-((((
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