―¿Lo has pensado alguna vez, colega? Hemos vivido sesenta años sin red ni wifi, dependiendo de un bolígrafo BIC, de máquina “Olimpia”, y no sabíamos que nos faltaba algo esencial para ser felices.
―Pero estábamos contentos, ¿no?
―Más o menos como ahora, amigo Kloster.
―O sea, tampoco.
6 comentarios:
¡Ay mi vieja Olivetti! Te echo de menos. Lo bueno es que ahora no debo usar típex cuando me equivoco en una letra.
Al menos, lo que escribimos ahora llega a muchos más lugares aunque lo paguemos con un resentimiento de la vista ;)
Kloster, no defrauda....
Por fin! Me cansaba un poco ya esa idea de que "antes" éramos feliciísimos sin nuevas tecnologías. Ni con ellas ni sin ellas: la felicidad depende de cómo uno enfrente la vida y, sobre todo, de cuánto ame.
Sí, bueno. Tampoco Adán y Eva echaban de menos la rueda.
Viviamos igual de felices o más, cuando cambiabamos el agua de lo surcos en la huerta como el otro dia cuando fui con mi cuñada a ayudarle a traer la compra de la de su padre con el carro por los rastrojos y en la nuestra cuando se iba la luz del dia lo alargabamos con la del candil. y ni te digo en la siesta cuando nos juntabamos en la alberca más profunda. M e rio yo de las piscinas olimpicas y de las medallas que no quiere decir que no este contenta con la Mirella. Adiosle
Suerte para esta nueva etapa, cerca de la Virgen, algo de mi parte.
¿Me añade a sus enlaces de blog?
chispavacontigo, Gracias.
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