Me
esperaba sentado junto a una vieja mesa camilla. Estaba bien abrigado a pesar
de que, en la calle, la temperatura superaba ya los treinta grados. Eran las 12
del mediodía. El enfermo respiraba con cierto esfuerzo y recibía oxígeno a
través de unos tubitos transparentes que penetraban por la nariz.
Sobre
la mesa había un mantel modesto, un tapete de punto y una pequeña palmatoria de
loza o porcelana con una vela muy gastada. Él había tratado de encenderla pero
fracasaba una y otra vez por culpa del pábilo, que era muy corto, y por el
temblor de sus manos.
―Estas
cerillas...
Al
verme entrar en la habitación, como sabía que yo le traía la comunión, intentó
arrodillarse. Le pedí que no lo hiciera.
Dejé
sobre el mantel la cajita metálica ―la teca― con la sagrada forma, y el temblor
de sus manos se hizo más intenso.
Al
fin pudo encender la dichosa vela y yo me puse en pie para comenzar el rito de
la Comunión de enfermos.
Pude
haber elegido una fórmula más breve, pero pensé que no teníamos prisa y valía
la pena dar a la ceremonia la mayor solemnidad posible.
Recordé
de pronto aquellos años en que la Comunión a los enfermos se llevaba de forma pública
por la calle, con roquete, estola, paño de hombros… Y las gentes se
arrodillaban al paso de la Eucaristía cuando oían sonar la campana. En estos
pueblos pequeños de la Vieja Castilla todavía sería posible hacerlo.
Cinco
minutos más tarde habíamos terminado.
―¿Quieres
que vuelva?
―Si,
por favor. Siempre que pueda.
Hice
varias cosas más esta mañana, pero ninguna tan importante.
4 comentarios:
Ahogar el mal con abundancia de Bien,purificar nuestro corazon para sentir la bondad del Dios creador de Todo,y ser tan de El que aceptemos lo que El permite que suceda.
Sólo se me ocurre decirle: Gracias!!!
Sin los Sacerdotes no tendríamos tan "a mano" El Cielo, ¿¿se da cuenta?? ¡¡¡qué inmensa suerte!!!
Hoy me voy a la cama dando gracias por la vocación de los Sacerdotes,y dándole gracias de antemano porque, con un poco de pillería, le pido para que también me encomiende un poquico para que Dios me haga ver "Domine, ut videam..." cuál es mi camino ¿se acuerda de su entrada, de hace tiempo, de José de Arimatea? ¡¡¡cuánto me ayudó!!! y cuánto me ayudaría ahora si se uniera a mi constante "... Domine, ut sit", mientras... paciencia.
Mil gracias!!! (y disculpe la pillería, pero estoy segura que Dios lo escucha desde "más cerca", pues todos los días Lo tiene en sus manos...)
me he emocionado muchisimo ,doy gracias a Dios una vez más por los sacerdotes.
Es un gran honor lo de llevarle la Comunión a un enfermo, no le parece??
Hay una anécdota que una vez leí que era más o menos así:(tiene algo que ver pero no es de esto, esq me ha venido a la cabeza):
En Sevilla, un sacerdote le tenía que llevar la Comunión a un enfermo. Le acompañaban dos monaguillos, uno con una vela (creo) y otro con un incensiario (se escribe así?). Cuando llegan a la casa del enfermo, el cura le da la Comunión, y el enfermo, cogiendo un carbón del inciensario, dibuja el rostro de Jesús y de María en una pared blanca de al lado de la cama. Uno de los monaguillos, impresionado, le pregunta cómo les había podido reflejar tan bien en un dibujo. El enfermo le respondió que sólo amándoles les podías llegar a dibujar perfectamente. El monaguillo, que quedó impresionado, es Murillo.
Espero que os haya gustado, a mí me encantó cuando la leí.
Mariola
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