Con
la tormenta, la casa se ha llenado de moscas, moscones y demás insectos
voladores de mediano tamaño. Como soy un neo-ecologista romántico y converso,
amigo de las aves insectívoras, procuro convivir con estos simpáticos
animaluchos; pero todo tiene un límite.
El
zumbido que emiten cuando vuelan no me parece mal. Yo tengo un Diesel y sé lo
que es eso. El problema aparece cuando dejo de oírlo. ¿Dónde se habrá posado
este simpático díptero? Trato de no mirar. Debo respetar la naturaleza, me digo
franciscanamente.
Al
fin, vuelvo la calavera y veo a Kloster con un arma de destrucción masiva en la
mano derecha y los ojos inyectados en sangre.
―¡Hay
que acabar con esta plaga! ―vocifera en alemán, mientras descarga nubes de espray sobre
los pequeños volátiles―.
El
suelo ha quedado sembrado de cadáveres. Paso la escoba y los
deposito piadosamente en el jardín.
5 comentarios:
Qué casualidad!. La verdad es que yo he sido algo mas agresiva, hace media hora, con un bichejo semejante que revoloteaba en el salón: le he dado un zapatillazo, y Almudena ha colaborado encantada recogiendo los restos con un papelito para dejarlo a buen recaudo.
Como ve a mi no me caen tan bien.
dato ecológico : si abre ventanas y deja que se formen corrientes de aire ellas se van pues daña a sus alas las corrientes ... no falla.
Ya, maria, pero si abres las ventanas, las moscas se creen que tu casa es un simpático albergue donde parar a descansar...
yo intento soportar a las moscas que aparcan en mis manos o piernas haciendome cosquillas, pero de vez en cuando se acerca alguna avispa, y mi chillido se oye en rusia...
D Enrique, soy "alguien", llevo un tiempo comentando en su blog, como habrá visto.
Le quería decir, si no se ruboriza, que me encanta su blog, y espero que siga escribiendo tanto y tan bien.
Un abrazo.
¿Y no me das pistas sobre tu identidad? "Alguien" es muy poco
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