Sólo viví dos años en Sevilla, pero cuando llego a Andalucía, me parece que estoy de regreso en casa.
Con el taxista, hablo de la Mezquita:
—Dicen que los musulmanes quieren rezar también allí.
—Si fuera sólo rezar… Los moros quieren más cosas.
—Ya.
Me da vergüenza no tener el acento de la tierra. No se me ocurriría imitarlo como hacen algunos turistas insensatos, porque aún conservo cierto sentido del ridículo, pero yo mismo me doy cuenta de que hablo en voz más baja, sin exagerar los finales de las palabras, evitando golpear los oídos de esta tierra con mi brutal acento del norte.
En la Plaza de los Capuchinos busco un azulejo que alguien me recomendó en el blog; lo encuentro en una callejuela y rezo por dos o tres intenciones que uno siempre lleva en la mochila. Luego me sumerjo en el barroco de Nuestra Señora de los Dolores. La Virgen, en lo alto, tiene la mirada en el Cielo y un corazón dorado atravesado por siete puñales. Yo comienzo, por fin, a preparar la homilía y trato de imaginarme a nuestra Señora sonriente, vestida de fiesta en Caná de Galilea, con esa carita de ternura que suelen gastar las mujeres maduras cuando asisten a un boda.
En la de Cusca y Jacobo hay una banda de gaiteros (!) y un coro andaluz imponente. Al final, la Salve rociera, un terremoto piadoso y solemne que pone los pelos de punta. Si algún día me nombran Cardenal Prefecto de la Congregación para el Culto Divino, prometo incluirla en todos los pontificales.
A las nueve y cuarto de la mañana del domingo, me siento en un banco de la estación del tren para rezar el breviario, cuando se me acerca un desconocido.
—Padre, ¿qué le pareció la salve rociera de ayer? ¿Tela, verdad?
—¡Tela!
Camino de Madrid, a las diez de la mañana, el AVE es un pájaro ciego que se sumerge en la niebla. A la altura de Ciudad Real vislumbro dos sombras que se acercan por la izquierda. No son don Quijote y Sancho, sino una pareja de sisones que vuelan torpemente como avutardas en miniatura.
12 comentarios:
A mi tambien me pone los pelos de punta la Salve Rociera y siempre que llego a andalucía me siento como en casa.
A mí me pasa algo parecido cuando vuelvo a Granada, la tierra de mis padres. Me da vergüenza de tené un acento asevillanao en vé de granaíno.
Jeje, soy más andaluz que todos los de aquí juntos: familia granadina, gaditano de nacimiento y sevillano de crianza y de residencia. ¡Y a mucha honra!
esque una salve rociera bien cantada... ¡¡tela!! (no lo habría podido decir mejor) se te ponen los pelos de punta!!!
A mi los acentos del sur me encantan, aunque tampoco se me ocurriría llegar e imitarlos... que corte!!
En un lugar del Pirineo donde veraneo desde hace 25 años, hacemos una noche una ronda a la Virgen de Torreciudad, cantandole canciones populares, siempre se acaba con la Salve Rociera, de verdad que tiene "algo" que hace estremecerse y sentirse más cerca de Ella.
El sábado la que se casa es mi hermana, que la tiene por los madriles, acuérdese...
Ya le tienen tan fichado que hasta en la estación le hablan
Supongo que eso de no ir "de incógnito" (quiero decir, que se ve que vas siempre de negro) a veces será una pesadez y otras veces compensa, no? Lo digo por el cinturón (...) y, sobre todo, por lo de tener ocasión de hacer algo por la gente...
ana jane, ¿no eres muy joven para escibir tú solita esas cosas? esto me huele a "identidad prestada"
Yo todavía no he conseguido oír cantar esa Salve en condiciones. Siempre sucedáneos. Pero no pierdo la esperanza. Tiene que ser la pera.
Pues a mí me gustan las eses norteñas. Y me parecen dulces...
Hola D. Enrique:
Soy María y le escribo desde Jaén. Leo con frecuencia su blog y los de su barrio (saludos a todos especialmente a Juanan).
Os envio un grabación de la salve rociera de mi coro. No se si está bien cantada pero os aseguro que el amor con el que cantamos es infinito.
Viva la Virgen del Rocio!!!
Viva esa Blanca Paloma!!!
Viva la Reina de las Marismas!!!
Viva la Patrona de Almonte!!!
Viva su Pastorcito Divino!!!
Y... VIVA LA MADRE DE DIOS!!!!
http://es.youtube.com/watch?v=g9zhmh-FoRU
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