Estamos muy contentos aquí en la fosa: parece que ya no nos desentierra el Señor Juez. Reconozco que estaba preocupado: 7o años en el mismo agujero para que luego venga aquí todo el mundo a fotografiarnos las calaveras, con lo agusanadas que están.
No son formas, no señor. Uno también tiene su pudor y no le gusta ir enseñando en público el peroné. ¿Dónde están nuestros derechos? ¿Por qué no dejan a los muertos que entierren a sus muertos con lo a gustito que estamos donde Dios nos ha colocado? A mí, la verdad, me gusta ver venir a mis deudos, que traen flores y oraciones en el día de los Santos; pero que no nos muevan el edredón, por favor. Y menos si lo hacen para seguir odiando a los vivos y a los difuntos.
Mire, señor Juez, ahora que tengo tiempo voy a tratar de escribirle una carta larga, con fundamento. A ver si se me ocurre algo este finde.
Atentamente le saluda,
H. Kloster, padre, muerto en una guerra hace mucho, mucho tiempo.
5 comentarios:
Buenos días
Noticia bomba: La Guardia Civil detiene a Garzón en el aeropuerto internacional de Madrid-Barajas, cuando se disponía a embarcar con destino a Sao Paulo. El magistrado portaba bajo la toga una calavera, preguntamente perteneciente a un individuo cuyas iniciales responden a F.G.L.
- ¡Es mío, sólo mío, mi tesssssoro! - alcanzó a decir el juez tras la detención.
Perdonen las disculpas.
Extraños tiempos estos en los que los muertos desentierran a los muertos ...
El encabezamiento de la entrada me ha recordado un bello poema de amor de Gabriel y Galán, que recitabe en el Colegio cuando era niño; ahí va:
Señol jues, pasi usté más alanti
y que entrin tos esos,
no le dé a usté ansia
no le dé a usté mieo...
Si venís antiayel a afligila
sos tumbo a la puerta. ¡Pero ya s'ha muerto!
¡Embargal, embargal los avíos,
que aquí no hay dinero:
lo he gastao en comías pa ella
y en boticas que no le sirvieron;
y eso que me quea,
porque no me dio tiempo a vendello,
ya me está sobrando,
ya me está gediendo!
(...)
¡Pero a vel, señol jues: cuidaíto
si alguno de esos
es osao de tocali a esa cama
ondi ella s'ha muerto:
la camita ondi yo la he querío
cuando dambos estábamos guenos;
la camita ondi yo la he cuidiau,
la camita ondi estuvo su cuerpo
cuatro mesis vivo
y una nochi muerto!
¡Señol jues: que nenguno sea osao
de tocali a esa cama ni un pelo,
porque aquí lo jinco
delanti usté mesmo!
Alfonso, he visto a mi padre quebrarse la voz con esa poesia, y ahora al leerla se me saltan las lagrimas. Gracias.
Estamos en la deshumanizacion de la humanidad, y como ocurrio en la Ilustracion y despues veremos, o veran nuestros hijos (o nietos), como el pendulo llega a su fin y viaja en sentido contrario. Eso espero.
No he podido contener las lágrimas al leer el comentario de alfonso sanz; y eso que mi padre, que fue voluntario a los 14 años y regresó a casa, nunca quiso comentar nada de la guerra; siempre decía que de las guerras no se habla. Mi padre era un hombre muy inteligente, pero su carácter se vio afectado por los horrores de la guerra, en cierta medida su familia padecimos la guerra aunque nunca se hablara de ella.
Gracias Alfonso y gracias D. Enrique.
Un saludo
María Jesús
Publicar un comentario