domingo, 15 de marzo de 2009

Los mercaderes



Jesús
había dicho:

—Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón.

Pero un día hizo un azote de cuerdas y echó de Templo a latigazos a los mercaderes que vendían animales para los sacrificios y a los cambistas que procuraban a los peregrinos las monedas para las limosnas.

¿Quién puede entender al Señor? Aquellos comerciantes estaban autorizados por el Sumo Sacerdote, tenían sus papeles en regla y cumplían una misión insustituible. No tuvieron la menor oportunidad de explicarlo.

Mi corazón también es Templo de Dios. En él habitan el Padre, el Hijo, el Espíritu Santo…, y unos pocos mercaderes que pagan puntualmente su estancia y apenas molestan.

—Señor, déjame que te explique. Ya sé que tu casa debe ser sólo tuya…, pero no los expulses todavía; ten paciencia conmigo; a ver si los desahucio un día de estos…, y me convierto del todo a Ti.


6 comentarios:

Anónimo dijo...

Hoy en la homilia el cura de mi parroquia ha comentado el evangelio de una manera mu grafica. Los cambistas y los vendedores estaban de manera "legal" en el Templo. Entonces, Por qué echarlos? A veces nos paramos en la ley, en cumplirla pero sólo por tener la conciencia más o menos tranquila y que los demás vean que lo hemos hecho bien. Sin embargo lo que que importa es lo que está en lo escondido."Y tu Padre que ve en lo escondido..."El asunto es poner sentido al cumplimiento de la ley de Dios.Y, esto es cosecha mía, nunca juzgar a los demás porque nosotros no vemos en lo escondido.

Anónimo dijo...

¡Qué claro se ve aquí que con el cumplimiento legalista de una serie de mandamientos se está muy lejos del espíritu del Señor!
“—Pero Señor, si no robo, si no hago daño a nadie,…”
“—Sí, pero no has entendido nada”.
Me recuerda esto al hermano del hijo pródigo, toda su vida cumpliendo, pero sin entender nada. Y por esto comprendo cada vez menos a los que se fijan exclusivamente en la letra, despreciando el espíritu de la propia letra, y por tanto a la tradición. Obviamente, ello no nos libra de nuestro trabajo particular (a medias con Él) de quitar a todos los “mercaderes” de nuestro corazón,… desde ya.

lolo dijo...

Pues yo no me imagino a Jesús, látigo en mano, quitándome "cumplo y miento" de dentro.
Creo más bien en su paciencia enorme conmigo, esperándome siempre.
Y creo más que, si El lo quiere, podré convertirme muchas veces y entender que lo que quiere para mí es mucho más y mucho mejor.

De todas formas lo seguiré pensando.

Juan-Luis dijo...

Messori, en "Hipótesis sobre María" creo recordar, explica este pasaje de otra manera. Reflexiona sobre el hecho de qeu Jesús debió ir al templo muchísimas veces, al menos una al año. Y al menos una vez, la Sagrada Familia comerció con los mercaderes, los únicos habilitados para proporcionar las ofrendas al Templo... Pero sólo hay un testimonio de "expulsión de los mercaderes" ¿por qué? ¿Y por qué no le detienen las autoridades, si está expulsando a quien está ahí legítimamente? Juan el Bautista tb era muy reputado y acabó en la cárcel por defender el matrimonio, sni gran alharaca del pueblo...

Messori dice que los mercaderes y los sacerdotes se habían "excedido en la legitimidad". El comercio era necesario, pero no el abuso, y los levitas habían permitido el abuso, dejando que los mercaderes se instalaran "dentro" del templo, en el Patio de los Gentiles, donde estaba prohibido pero "no molestaban mucho". Y los propios levitas se sacarían sus beneficios al permitir este "exceso"... Frente a este abuso es al que se enfrenta Cristo. Y, por supuesto, las autoridades no pueden detenerle, porque Cristo tiene la razón de su parte, mal que les pese...

La idea de Messori es compatible con la suya, padre. ¿Acaso nuestros intereses humanos no son legítimos? Sí, y es la misión de los laicos la de "santificar el mundo"... Ahora bien, ¿no estaremos también nosotros sacando beneficio de un "exceso en la legitimidad"? ¿No tendrá Cristo que sacar, a veces, el látigo para expulsar nuestros mercaderes?...

Andrés Cárdenas M. dijo...

Usted logró manifestar muy bien una inquietud que siempre he tenido, y no explicó mucho. Muy buen estilo y a ver si también saco el mercado entero que tengo yo.

Isa dijo...

La verdad es que yo también quiero sacar de mi corazón todo aquello que estorba para que lo ocupe Dios del todo...pero a veces cuesta tanto...
Se lo pediré con más fe a Cristo y poco a poco lo conseguiremos entre los dos y la maravillosa gracia e Dios,¡pero que tenga paciencia conmigo!