martes, 9 de junio de 2015

Nos da vergüenza rezar



No solo eso: nos avergüenza incluso decir que rezamos.
¿Os imagináis a un político —a uno cualquiera— haciendo la señal de la cruz? muchos son auténticos expertos en el lenguaje de gestos. Unos levantan el puño aunque hayan olvidado lo que significa; otros extienden la mano como si trataran de comprobar si llueve; algunos juntan los índices y los pulgares para formar una sugerente figura o elevan el dedo corazón —el digitum impudicum, le llamaban los romanos— para expresar no sé qué forma de desprecio. Hay quien hace peinetas con los dedos en plena campaña electoral… En fin, para qué seguir.
Es cierto que los italianos nos ganan por goleada en riqueza gestual, pero incluso los castellanos viejos, tan poco expresivos según dicen, no se privan de manifestar con signos sus más íntimas convicciones.
En la iglesia, nada de nada. No pretendo, por supuesto, que los ateos, agnósticos y paganos en general, hagan genuflexiones por doquier, pero es que los cristianos…, ¡ni en la Procesión del Corpus! Se diría que eran turistas noruegos. Cualquier día de éstos, si me encuentro a un político entrando en un templo, le ofreceré agua bendita, más que nada para ver qué hace.
En los funerales —laicos o religiosos— nuestros pobres políticos lo pasan fatal. La mayoría ponen cara de momia, se esfuerzan por no mirar a nadie y, tras expresar su solidaridad a la familia del finado y elogiarlo como jamás hicieron en vida, se abstienen de decir que han rezado por él o que le encomendarán en sus oraciones.
Precisamente hoy ha fallecido un político —Pedro Zerolo— y en la Asamblea de Madrid, recién constituida, han puesto una rosa roja en su escaño vacío. Luego, el consabido minuto de silencio. La cámara se ha detenido en cada uno de los rostros. Se diría que estaban en plena partida de póquer.
Los jugadores de fútbol, cuando "saltan" al campo, tocan el césped con los dedos, como si fuera una pila de agua bendita y algunos hacen la señal de la cruz. Me pregunto si será anticonstitucional. 


13 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Qué va! Nada de anticonstitucional, más bien es lo que dice. Respeto humano de que me vean rezar y peor, se olvidan del bien que hacen cuando dejan ver sus creencias. Ayer vi un video de la Misa del Corpus (creo) en Polonia, a la que asiste el presidente electo. Una forma consagrada vuela, el presidente electo la protege, la levanta y la entrega al cardenal celebrante: lo dicho, en todos lados se cuecen habas y para que no les moleste a los que me leyeron de que hay gente que lleva en su ADN una castañuela, por favor, solemnes señores, es una forma de decir que esas gentes que están estudiando en Riaza son alegres, majas y preparadas, disculpen Ustedes mi atrevimiento de decir lo que apuesto que son y eso sí, no lo vuelvo a hacer, para no herir susceptibilidades de la gente que hasta pena les da leer que alguien en otro continente sabe que hay un grupo alegre de personas y como ven, no me da pena decirlo, al contrario, me alegra muchísimo y les agradezco esa alegría porque nos ayudan mucho a todos y eso, perdón, pero no me da pena decirlo, se llama comunión de los santos en la que creo firmemente.

Anónimo dijo...

Siempre he tenido curiosidad. En un minuto de silencio, si uno no lo aprovecha para rezar, ¿qué es lo que hace exactamente?

Antuán dijo...

A mi me gusta que hagan la señal de la cruz al salir al campo. Está bien. Así como el minuto de silencio no le encuentro mucho sentido a no ser que sea para aprovechar y rezar algo. Es algo vacio. Adiosle

c3po dijo...

Siempre que comemos de restaurante, mis herman@s y yo bendecimos la mesa "ostentoreamente", para compensar tanto miedica.
Y si nos da el punto, en latín.
Para sacudir modorras y modorros.

Papathoma dijo...

Me ha costado muchos años "salir del armario" y dejar de sentir esa vergüenza de la que habla.
Sigo respetando a todo el mundo -solo faltaría- pero qué bien se está, cuando se pierde el miedo a ser coherente y a hablar de las cosas que uno hace, con naturalidad.
Y, para mi sorpresa, se meten mucho menos conmigo desde entonces.
(No me resisto a decir...la cantidad de oraciones que me han pedido mis amiga@s más incrédulos y antirreligiosos, entre otras cosas que no cuento)

Anónimo dijo...

Hombre, me parece mal ir dando golpes con la bendición de la mesa. Sería mejor pedir la bendición para nuestra comida y la de los de enfrente, que se han olvidado...

c3po dijo...

Querid@ Anónim@:
¿Sacudir conciencias es ir dando golpes?
Pues benditos golpes los que me dieron algunos!

Cristina. V dijo...

Cuando yo era pequeña...recuerdo cuando nos santiguábamos al salir de casa y al pasar por las iglesias.

Papathoma, a mi también me piden oraciones, amigos no practicantes cuando están en un aprieto.
Yo me sonrió y les digo: vale...pero reza tu también un poquito porque eso es muy comodo, cúrratelo y no me digas
que yo tengo enchufe con El de arriba. Seguramente, El de arriba se va a poner tan contento que te ayuda.

Papathoma dijo...

El primer "golpe" me lo dio una amiga evangélica hace algunos añitos. Estábamos en el comedor universitario de la U. de Munich. Me dice: "perdona, yo antes de comer digo una oración". Juntó manos, se inclinó sobre la mesa y musitó una bendición.
Creí que se me caía la cara de vergüenza...por no haber sido capaz de hacer eso nunca. Ahí empecé a salir del armario... Han pasado 20 años y nunca se lo agradeceré lo suficiente a mi amiga coreana (Sun Kyung, por si alguien quiere rezar por ella).

Fernando Q. dijo...

demos gracias a Dios aquellos que incluimos en nuestro plan de vida algunas oraciones a lo largo del día.
Tibios los hay por todos lados, pero en política más, muchos más.

rezaré hoy por Zerolo, para que haya visto a Dios antes de que Él le llamara ante su presencia. Confiemos en su Misericordia...

Anónimo dijo...

No juzguéis y no seréis juzgados.

Santo cura de Ars dijo...

No ignoro que Jesucristo fue traicionado y abandonado por sus apóstoles, tal vez ésta fue la llaga que más sensiblemente hirió su corazón lleno de bondad. Pero os diré también que, por la malicia del hombre y del demonio, esta llaga tan dolorosa es renovada todos los días por un gran número de malos cristianos. No tienen escrúpulo en renunciar al bautismo y en renegar de su fe, y ello solamente por el temor de ser objeto de burla y menosprecio por parte de algunos libertinos o ignorantes. A esta clase pertenecen las tres cuartas partes de la gente de nuestros días, en extremo temerosa de mostrar sus convicciones cristianas a la faz del mundo. Pues bien, es como si abandonásemos a nuestro Dios.
(El día que leí esto me decidí y quité el forro opaco con el que cubría el libro que estaba leyendo. Nico.)

Anónimo dijo...

Meterse en las conciencias sin ser invitado nunca fue un buen negocio