jueves, 30 de agosto de 2007

Por qué “me pasan cosas”


Eso dice la gente; que me pasan muchas cosas. Y es verdad; yo mismo lo voy comprobando día a día desde que escribo en el blog.

—Dime Kloster, ¿por qué ocurren tantas anécdotas a mi lado?

—Elemental, mi querido amigo; porque las provocas.

En las grandes ciudades como Madrid la gente va por la calle con el gesto ceñudo y el móvil en la oreja o con unos cables blancos soldados al tímpano.

El metro, por la mañana, parece un velatorio: ellas se sumergen en la Catedral del Mar o se dejan llevar por la sombra del viento. Ellos consultan la prensa especializada: el Marca, el As y los diarios gratuitos.

En la línea 26 del autobús, el contacto humano más estrecho que cabe esperar es el que proporciona el carterista cuando te mete la mano en el bolsillo para afanarte la cartera. Por lo demás nadie se saluda, nadie se conoce, nadie se mira.

Como soy cura y se me nota enseguida, disfruto de una posición privilegiada. La gente me observa; a veces incluso me analiza de arriba abajo. Eso es admirable. Basta con devolver la mirada y decir algo. Por ejemplo, una aguda referencia al clima:

—Parece mentira, ¿verdad? En enero no hacía tanto calor como en agosto.

—Debe ser el cambio climático.

—Sí, debe ser eso…

A partir de ahí, el diálogo está servido. Madrid, al fin y al cabo, es sólo un pueblo de la Mancha vestido de ciudad, y los madrileños conservamos intacta la cordialidad de las aldeas, el gusto por la tertulia, la charla con el vecino. Basta con dar el primer paso y mirar a la cara de los que se cruzan con nosotros. Y a los que nos ven pasar: a los mendigos, a los porteros, a los guardias…

Me revientan las grandes metrópolis, los rascacielos acristalados de cincuenta pisos, los ascensores abarrotados, las miradas perdidas. Yo trato de romper el hielo. No aguanto seis pisos en un ascensor sin decir algo a comparte conmigo el mismo metro cuadrado.

Además, soy cura, y quiero ayudar a la gente. Es sencillo: los madrileños sintonizamos enseguida.

—Oiga, ¿pero usted no es de Bilbao?

—¡Y qué! Los de Bilbao somos de donde nos da la gana.




10 comentarios:

Juanan dijo...

Qué envidia me da. A mí también me gustaría ser capaz de entablar ese tipo de conversaciones con los demás desconocidos de Sevilla. No es lo mismo que Madrid, pero tampoco hay mucha conversación.

Por cierto, puede pasar a recoger un premio muy parecido al de benita pérez-pardo en mi blog.

Anónimo dijo...

Yo tampoco soy capaz de entablar ese tipo de conversaciones, a no ser que se produzca una circunstancia especial. Para lo habitual: las prisas, los iPod, La sombra del viento, la Catedral del mal, Marca, As, 20 minutos, y las consultas al reloj, no veo forma de romper el hielo, aunque seguro que la hay.

No es habitual encontrarse con sacerdotes en la blogosfera, y no puedo reprimir una duda que me preocupa últimamente, aprovechando la generosidad en lo que a información y consejo se refiere que se le presupone a un sacerdote: Soy cristiano creyente, bautizado y confirmado en la fe católica; mi novia, como su familia, es agnóstica y no bautizada. He oído que existen, dentro de la Iglesia, bodas mixtas en las que solo la parte creyente acepta el credo. ¿Es eso cierto? ¿Cómo se puede hacer una boda así? Pensamos casarnos el año que viene y me gustaría poder evitar la boda civil, único remedio en caso de no poder utilizar esta fórmula.

Muchas gracias.

Enrique Monasterio dijo...

Alfonso, si me escribes a monasterix@gmail.com te aclararé tus dudas en concreto; pero, desde luego, es posible casarse por la Iglesia con un no católico o con un no cristiano.

Anónimo dijo...

Como no creo que a los intrusos se nos permita crear entradas en blog ajeno, no tengo más remedio que poner esto aquí:

¡Felicidades! Me suena que mañana celebras el aniversario de ordenación, no? Algo me han contado.

Ah! Y otra cosa: que debe ser verdad eso de que vale la pena ser cura...

Enrique Monasterio dijo...

Claro que es verdad, Iker. Ya lo verás cuando seas mayor. Además, si no hubiese sido cura, no habría podido celebrar la boda de tus padres.

Luis y Mª Jesús dijo...

hola.... paso de ser adicto silencioso a "pensar por libre" a dar la cara.
Don enrique puede copiarme y pegarme la respuesta que dado a alfonso sobre las bodas mixtas, ¿Cual es la postura del padre ante la pretendida boda por la Iglesia de un hijo cuando se aprecia con claridad que es una farsa ?

Anónimo dijo...

Me encanta esta reflexión sobre el metro, d. Enrique... Hace muchos años, al llegar a Madrid desde una pequeña ciudad de provincias, el metro me impresionó tanto que escribí un relato breve que se titulaba "Historias del metro"... Todas las mañanas me subo a uno, y la gente me llama tanto la atención, que apago mi ipod... no puedo dejar de observarles... He visto tantas cosas ya! Pero lo que más me llama la atención, es ver a la gente llorar... Lloran solos, intentando disimular que están llorando... Pero su nariz roja les delata, y cuando apartas la mirada, para dejarles intimidad, notas cómo aprovechan para sacar un kleenex. Quizá, si en vez de ser yo, una chica normal, les mirara un sacerdote, quizá le dijeran algo. Quién sabe. Bueno, me voy. Me gusta leer sus cosas, d.Enrique.
Anabel

Altea dijo...

Tiene gracia, que pensé esto justo cuando leí lo de la taxista. "A este hombre le pasan tantas cosas...". Pero también llegué a esa misma conclusión: se pone a tiro. Por muy habladora que sea la chica, si no hubiera empezado usted, puede que no hubiesen hablado en todo el trayecto.
Hay que "ponerse a tiro".

Marita dijo...

En estos 38 años desde tu ordenación has sido siempre parte muy importante en los acontecimientos más alegres y más tristes de mi vida.
Creo que el primero fué la misa funeral por mi padre, tu abuelo, y el último el bautizo de David, que lo trajeron de París para que lo celebraras. En medio hubo bodas, bautizos, funerales. Siempre has estado con nosotros. Cuento contigo.Muchas felicidades en este nuevo aniversario.

Lucía dijo...

Muchas felicidades y siga deleitandonos con su blog