El campo enmudece

En agosto los pájaros enmudecen. No sé por qué ocurre, pero es así. Mayo, junio e incluso julio son un clamor de voces y de cantos. Agosto en cambio parecería una tumba si no estuviera tan lleno de vida.

¿Se puede saber por qué no me decís nada?

Hoy he visto un ruiseñor en el camino. Casi lo confundo con un gorrión molinero, porque un ruiseñor silencioso es un desorden. Más adelante había dos colirrojos, un papamoscas, algún pinzón común e infinidad de verdecillos... Nada, ni una nota, ni un saludo. Ni siquiera el mirlo del jardín ha gritado a mi paso como otras veces. Sólo la oropéndola, al caer la tarde, se ha hecho notar con una especie de maullido.

Mañana tengo retiro. Mi silencio tendrá sentido. ¿Y el de las aves?