¿Nostalgia?

"Le noto nostálgico", me escribe Carlos.

¿Nostálgico? No creo.

Me gusta recordar, es verdad, y desandar con la fantasía los caminos que he recorrido, pero no para añorarlos sino para volverlos a vivir. Ir hacia atrás para llegar al principio de todo, a aquellos días en que ni siquiera era consciente de que estaba comenzando una gran aventura, y, desde allí, empezar de nuevo.

Si fuese capaz de situarme en el kilómetro cero de mi vida y mirar alrededor; si mi memoria pudiera retratar con nitidez el paisaje y el rostro de cada uno de los que estaban conmigo, ¿volvería a tomar el mismo camino que tomé entonces? Sí; por supuesto que sí. Ojalá no se me olvide.

Nostalgia (nostos-algia) es el dolor del retorno o, como dice el diccionario, "la tristeza melancólica originada por el recuerdo de una dicha perdida". Si ésa es la definición, no soy nostálgico. Las alegrías del pasado no pueden producirme tristeza, porque no se han ido. Al contrario, me llevarán a dar gracias a Dios y a comenzar otra vez ¡ahora! El mismo camino, el mismo proyecto.