sábado, 13 de junio de 2009

El ruiseñor astuto



Esto es una tarabilla, por supuesto
Lo llevo oyendo desde que llegué a Riaza. No es un gran maestro, pero indudablemente se trata de un ruiseñor; quizá un Salieri más que un Mozart.

He salido varias veces de casa para buscarlo. Ver un ruiseñor y situarse en primera fila del concierto es un privilegio. Hoy, después de la tercera clase del día, cerca ya de la puesta del sol, con los prismáticos en bandolera y una pequeña cámara de fotos en el bolsillo, me he dirigido hacia el regato cercano. Pienso que ése es el hábitat natural del pájaro. Y, en efecto, por allí, entre las zarzas y esas flores amarillas, que llaman "donpedros", suena el silbido líquido y tremulante del macho.

Camino despacio, procurando hacer el menor ruido posible, pero al tomar el camino de la ermita de San Benito, se interrumpe la música. Sigo avanzando y me siento junto al arroyo a la espera de que el ruiseñor se confíe.

Al cabo de 12 minutos exactos oigo de nuevo el silbo del concertista. Me fosilizo para no ser visto y empieza la música.

El ruiseñor -ya lo he dicho otras veces- tiene un aspecto vulgar; no es un pájaro de exposición, ni falta que le hace. Quizá por eso se esconde entre las zarzas incluso cuando canta como un ángel con voz poderosa. Me pongo en pie y camino hacia el pájaro no sé con qué propósito y, de pronto, lo veo venir hacia mí como si quisiera hacerme frente. Ha dejado de cantar y emite un extraño gemido lastimero. Tiene un ala caída y avanza renqueante. Tuerce a la derecha y enfila el camino de piedra. Se diría que me invita a seguirle. Quizá pueda curarle el ala herida.

Unos metros más adelante, el ruiseñor echa a volar y se va. Era todo un truco, por cierto muy conocido, para alejarme del nido, donde la hembra estará incubando o cuidando a los polluelos.

-De acuerdo, Salieri. Respetaré tu intimidad; pero mañana volveré a escucharte. Ya puedes ir preparando una buena sinfonía.

De regreso a casa, voy improvisando una letrilla, con música y todo, tan mala como la que sigue:

Muy buen truco,
cantaor;
es un cuco
el ruiseñor.

Con gran maña
y martingala
él me engaña
y va de ala.

En su nido
pajarero
escondido
yo le espero.

8 comentarios:

pepito dijo...

Tiene usted una ilusión envidiable por lo natural.

Si el principio del dia fué hermoso, que el resto no sea menos.

Feliz "finde"

Isa dijo...

¡Ya veo que usted es cantautor y todo! me quedo muerta...

yomisma dijo...

En el jardín de atrás tenemos un arbolito, que en el fondo es una mala hierba sin cortar, que produce moras extrañas. Si bien el propósito de no cortar la mala hierba no se ha cumplido (pensabamos que era un árbol que daría sombra), miles de aves vienen a alimentarse de sus frutos. He visto Red Robins, Cardinals, unos pajarillos amarillos brillantes la mar de bonitos.... y otros muchos. Supongo que acabaremos cortando el "frutal", pero al menos este verano ha sido delicioso ver tantos pájaros.

Anna dijo...

q ue bonita es la vida, me maravillo de ver como personas como usted y muchas otras la saben disfrutar y dar siempre gracias a Dios por este regalo.

Dios mio, que este corazon que nos diste para amar y nunca perder la libertad, no lo corrompamos.

Padre, rece por nosotros.

Anónimo dijo...

que bonita es la vida, me maravilla como personas como usted saben disfrutar tanto de ella, y dar siempre gracias a Dios por este regalo.

Rece por nosotros Padre.

lolo dijo...

No se cansan, no, los ornitómanos.
Salir varias veces, llevar prismáticos, cámara, indagar, caminar despacio, sin ruido, sentarse, 12 minutos, y de repente... avanza hacia uno y se va.

Debe ser así como se hace.
Qué paciencia, Don Enrique.

trozosdevidas dijo...

Se le podría poner música de fandango... de fondo una bailaora moviendo su falda flamenca como si fueran las alas de un pájaro.
Por cierto, ¿cómo va el Adorote Devote?

S.C. dijo...

Me ha emocionado leer esta entrada.
Desde la muerte de mi padre hace dieciseis años no había vuelto a oir cantar al ruiseñor.
Solo con él, desde niña, conseguí oirle; probablemente porque, solo con el, le escuché.