sábado, 19 de junio de 2010

La soledad (III)


Cuando vengo al campo, siempre me acuerdo de Cucho, aquel perro grande y cariñoso que vivió mi adolescencia y escuchaba mis poemas con sumo respeto.

Cucho fue capaz de hacerme sentir el calor de la mejor compañía sin perder ni un instante el gozo de la soledad.



12 comentarios:

audrey hepburn dijo...

A mi me gusta la soledad, de vez en cuando, pero creo que usted tiene que volver a Madrid cuanto antes!!
D. Enrique, no es bueno que el hombre esté solo "tanto tiempo".

Luis y Mª Jesús dijo...

eso... soledad IV... y vamos por Vd.

Anónimo dijo...

Pues en cambio yo pienso que le está viniendo genial y que está recargando todas sus pilas y baterías. Nos vamos a enterar cuando vuelva a su rutina con fuerzas renovadas.
Disfrute de su último día.

cristina v dijo...

La soledad, es un buen lugar para encontrarse, pero uno muy malo para quedarse.

Heteroayuda dijo...

En mi molesta opinión por un lado le viene muy bien y por otro muy mal: nada como la objetividad!!

Enrique Monasterio dijo...

Supongo que la "molesta opinión" no es una errata

Mariano dijo...

Urge volver a Madrid o a Bilbao, pero vuélvase ¡Ya!

MARTINA dijo...

Padre : parece que tenemos afectos similares ... yo recuerdo con gran cariño a "Nerón", el pastor alemán que tenía mi abuelo en su casa, con quién tramábamos y a veces era víctima de nuestras travesuras

Juana la Loca dijo...

Los perros son grandes acompañantes de los adolescentes que no se entienden ni a ellos mismos. Yo me acuerdo del mía y me parece que cualquier día mis hijos querrán uno.... Cuando crezcan un pco más.

JOSÉ JUAN CARRIÓN RANGEL dijo...

Dijo el poeta, que además era de los nuestros:

...tres versos, para que más,
si con tres sílabas basta,
para decir el vacío
del alma que está sin alma:
Soledad

Hadasita dijo...

Gracias, Juana la Loca, por hacerme sentir de nuevo jovencita; pues sigo sin saber entenderme a mí misma como me entiende mi perra Tesa, fiel y silenciosa compañía de la "soledad" de mi madurez.

Isa dijo...

Pues entonces ya no estaba sola, pues un perro hace mucha compañía...Por cierto, yo también conozco un perro llamado Cucho, pero el suyo seguro que era mucho más guapo, porque éste es muy feíco el pobre...