La llamamos impropiamente “vela”, pero se trata de dedicar una mañana a la adoración del Santísimo Sacramento. José María —mi colega del colegio— lo ha preparado todo y se ha marchado de Madrid. Así que estoy solo.
El curso agoniza. Los de primero preparan los exámenes finales y los de segundo, ya sin clases, velan sus armas antes de enfrentarse al toro negro de la Selectividad.
Después de Misa, expongo al Señor en la custodia, en el centro del altar. La custodia es buena e impresiona mucho a los chavales. Eso está bien: deben comprender que el Señor se merece lo mejor.
Comienzan a llegar por turnos de 15 minutos. Me pregunto si vendrán más chicas que chicos o al revés. La sorpresa es que no falta casi nadie, y, por una vez, no rehúyen las primeras filas de la capilla, para estar un poco más cerca Jesús Sacramentado.
No hay cánticos (casi nadie sabe cantar) ni más oraciones que las que hemos escrito en una cuartilla y les reparten a la entrada.
Desde el ambón me dirijo a cada uno de los grupos que van llegando. Trato de ayudarles a hacer oración personal y a que entiendan el sentido de la ceremonia. Les hablo de aquella noche triste de sueños y traiciones en que el Señor sudó gotas de sangre y se quedó solo en el Huerto de los Olivos, cuando suplicó a los suyos que permanecieran despiertos.
Al llegar el último turno, me revisto con el alba y la capa pluvial (la mayoría nunca han visto nada igual) y les bendigo con la Custodia.
—Es muy fuerte que te dé la bendición Jesús —me dice una niña al terminar—.
Y su mejor amigo —quizá algo más que amigo— reconoce que nunca hasta ahora había hablado así con Dios.
No me llaméis "blog". Soy un globo que vuela a su aire, se renueva cada día y admite toda clase de pasajeros con tal que sean respetuosos y educados, y cuiden la ortografía. Me pilota desde hace algunos años un cura que trata de escribir con sentido sobrenatural, con sentido común y a veces con sentido del humor.
jueves, 3 de junio de 2010
La "vela"
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4 comentarios:
Nunca lo había pensado así pero la verdad es que tiene un trabajo divertido.
Me he dado cuenta, a través de mi experiencia como catequista de confirmación, de que los chavales, me atrevo a decir en su totalidad, perciben de alguna manera, la presencia real de Jesús en la custodia.
Todos salen "tocados".
Creo que es el camino para ayudarles a que se encuentren con Jesús. Después vendrá la catequesis y lo demás, pero si no hay un encuentro real, poco podemos hacer.
Primero el encuentro y luego enseñarles a vivir en su compañía en un eterno presente.
Espero que en su trato con adolescentes la goce por lo menos tanto como yo.
Qué maravilla. Sólo por que los alumnos tengan la oportunidad de una "velada", merecería la pena llevar a nuestros hijos a ese colegio. Pienso en tantos otros alumnos que nadie les ofrece esa opción...
Cómo me asombra que en un cole digan eso los niños. Cómo me gusta y cómo valoro la buena formación y la necesidad de ésta. Qué suerte estar en ese cole.
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