jueves, 9 de agosto de 2007

Humildad democrática



Procuro no hablar en el blog de cuestiones políticas, porque no es ése mi oficio ni mi beneficio. Pero, de vez en cuando, no puedo resistir la tentación de opinar sobre alguno de nuestros amados líderes.

Hoy, por ejemplo, oigo por la radio las “declaraciones” (los políticos no hablan, “declaran”) de una eminente ministra. Ella trataba de pedir perdón a los ciudadanos por algunos problemillas que, al parecer, han tenido en Barcelona. Y lo ha logrado: ha tomado carrerilla, ha tragado saliva, ha carraspeado levemente y ha conseguido balbucear un par de frases.

Al final, estaba tan contenta consigo misma que ha rematado su parlamento afirmando que pedir disculpas como ella lo ha hecho es “un ejercicio democrático de humildad democrática”.

Magnífico. De ahora en adelante ya sabemos que la humildad se divide en democrática y antidemocrática. ¿Ocurrirá lo mismo con el resto de las virtudes morales?

Esto merecería un comentario más largo, y no descarto que un día de estos lo haga, pero son las once de la noche y tengo un sueño manifiestamente antidemocrático que me impide seguir escribiendo.

Propongo una ley contra la cursilería parlamentaria.

9 comentarios:

Escritor en el Tejado dijo...

Totalmente de acuerdo.

Te he enlazado en mi blog.

Un abrazo (democrático), hermano.

El payaso triste dijo...

Una entrada muy democrática...

E. G-Máiquez dijo...

Aplausos (no sé si democráticos)

Anónimo dijo...

ja, ja, ja.

Si es mucho más fácil la humildad "democrática" que la personal. Seguro que el logro es personal o de partido!!!

Anónimo dijo...

Me parece que con frecuencia es usted negativo. ¿por qué no alaba de vez en cuando a gente, aunque no sea tan buena gente (precisamente por no ser tan buena)?
Nos ayudaría a sus fans a estar más abiertos a la cosas buenas. Pero cuando haya que criticar, critique, con su buen humor, que nunca es hiriente.

Enrique Monasterio dijo...

Fred, el humor, si es buen humor, ni ataca ni ofende. Es verdad que hay humoristas malhumorados, pero creo que no es mi caso. A mí la ministra me infunde ternura. ¡Cómo voy a atacarla!
Si echas una ojeada al blog, verás a cuántas personas elogio: creo que a la inmensa mayoría.

Anónimo dijo...

Don Enrique: Hay ministros y políticos que no sólo "declaran", también "hablan" y dicen muchas cosas sensatas y graciosas. ¿Por qué no alaba esas intervenciones más?. Así se pondrán contentos y aprenderán más virtudes democráticas.

Enrique Monasterio dijo...

OK... Buscaremos alguno

Anónimo dijo...

¡¡Voto a favor!! -de su ley, quiero decir-.