miércoles, 4 de febrero de 2009

Hablemos de mendigos....



Que sí, que tenéis razón; que hay mafias "rumanas" y no tan rumanas; que hay mendigos delincuentes y no tan mendigos; que algunos llegan en taxi a su puesto de "trabajo"; que muchos"se forran" con la limosnas de las ancianitas compasivas. Pero no seamos hipócritas: la mayor parte duermen a la intemperie, son alcohólicos, esquizofrénicos, depresivos, drogadictos, o simplemente solitarios a los que nadie mira a los ojos porque asusta mirar de frente a la miseria.

Yo conozco banqueros delincuentes y no por eso me niego a saludar y sonreír a un banquero. Y sé que hay periodistas mafiosos, arquitectos-chorizo, abogados corruptos y médicos que matan. También hay curas indignos del Sacramento que han recibido; pero nunca he pensado en eso al tratarles con educación y con afecto. ¿Por qué no va a haber indigentes corrompidos, captados por organizaciones mafiosas? Están más indefensos que nadie. Es lógico que se dejen manipular.

Prefiero dejarme engañar por un mendigo a desconfiar de todos y encima quedarme con la conciencia tranquila, porque, ya se sabe, son unos delincuentes.

No puedo ponerme como modelo de nada. También yo me he impacientado cuando me han asaltado por la ventanilla del coche, o cuando lloriquean a mi paso para moverme a compasión. Yo también me he cambiado de acera y he dicho -mintiendo- que "hoy no tengo dinero".

Pero cuando el Evangelio habla de los pobres no matiza tanto: no nos dice que ayudemos sólo a los honrados, a los mendigos que no mienten, a los que nos tratan con la cortesía y deferencia que presuntamente merecemos.

Los "pobres" del Evangelio son igualitos a los de ahora mismo.



14 comentarios:

Bernardo dijo...

Bravo, don Enrique.

Sólo le ha faltado comentar que aborrece el pecado y compadece al pecador.

No es mirar de frente a la miseria lo que creo que hace usted, sino atravesarla para descubrir a la persona que hay detrás.

Me parece una lección muy buena para tener en cuenta.

Sinretorno dijo...

Gemial, de verdad. Me pasa parecido, en el fondo nos da verguenza ver lo bien que nos trata Dios y los demas.

Anónimo dijo...

SUSCRIBO TODO LO QUE USTED HA DICHO
PREFIERO DORMIR CON LA CONCIENCIA TRANQUILA A PENSAR QUE NO HE AYUDADO A UNA PERSONA CON MIS PALABRAS Y MI LIMOSNA ANTE LA DUDA DE SI ES O NO ES HONRADO. A MI EL JEFE ME VA A PEDIR MAS CUENTAS POR ESAS OMISIONES BASADAS EN DUDAS
GRACIAS

eligelavida dijo...

Somos demasiado desconfiados, porque juzgamos mucho. Me explico, si sólo ayudamos a aquellos que creemos honrados, es que estamos juzgando previamente. ¿Quién sabe la razón por la que esa persona se encuentra en la calle?

Pero, ¡si desconfiamos de Dios! ¿Cómo no vamos a desconfiar de los demás? Mejor sería seguramente que desconfiáramos más de nosotros mismos y de nuestro propio juicio.

Anónimo dijo...

¿Qué quiere que le diga? Todas las enseñanzas del Evangelio son reales y ciertas, ¿Qué duda cabe?
pero.....¡Cuánto cuesta llevarlas a la práctica!
De todas maneras,me ha convencido y le aseguro que desde ahora voy a mirarles a los ojos y con otro sentimiento y más, con la que nos espera.......
Además es muy bueno vivir la vida sin desconfiar de los que nos rodean

Anónimo dijo...

Ay D Enrique... el tema toca la conciencia. Yo no los puedo ver por vergüenza, hace tiempo que decidí no dar a nadie y darlo en la Iglesia, donde se que realmente los ayudan. También he aprendido a rezar por ellos.
Me niego a juzgar, sólo sé que sufren y que Jesucristo se dirigió preferentemente a ellos.
Vivo metido en mis asuntos. Yo también soy un "pringao"; no abarco las necesidades elementales de los míos, doy poco y con esto me enfrento cada día al ver a alguno de ellos...

c3po dijo...

Lo que siempre me asombra de los mendigos es que, en muchos casos, suelen ponerse a la puerta de las iglesias; pero nunca he visto a ninguno pidiendo en la puerta de un Parlamento Autonómico, ni de ninguna Consejería, ni a la salida de la Concejalía de Bienestar Social.

En el otro bando, en el de los Mendicantes Profesionales, recuerdo la estancia del famoso Cojo Manteca que sentaba sus reales en las inmediaciones de la Basílica de la Virgen de los Desamparados.

¿Habrá alguno a la puerta de Moncloa o de Zarzuela? Pamíqueno!

Anónimo dijo...

La semana pasada, al llegar al trabajo un forense examinaba el cuerpo de un indigente, un pobre o un borracho. Había muerto por la noche y al amanecer descubrieron su cuerpo en una plaza transitada. No sé si por sobredosis, alcohol ó frío o por las tres cosas juntas.

Quizás se pasara el día bebiendo, quizás hubiera rechazado a su familia (si la tenía) pero seguro que no quiso morir así.

Quizás si todos los que miramos ese momento le hubíermos "mirado" antes...

Anónimo dijo...

Estoy segura de que hay muy pocos que piden por gusto.Procuro ser educada con ellos pero en ocasiones más que desprecio me producen miedo.Ahora , cuando vea a alguien pidiendo rezaré algo en voz baja para vencer ese miedo tan tonto.Gracias

Anónimo dijo...

Generalmente, cuando veo alguien y pienso mal luego rezo un acordaos. Quien sabe como estaría yo en las mismas circunstancias.

Anónimo dijo...

Monumental! cambia formas de pensar! me cambió la mia...

Gracias por la aclaración...

Viéndolo desde este punto de vista, hasta uno sale ganando si en realidad no es pobre el mendigo!

Gracias nuevamente!

Historias del Metro dijo...

Me ha encantado esta entrada. Sí, creo que en el fondo, al menos yo, miro hacia otro lado porque me incomoda quedarme demasiado rato mirando a los que no han tenido mi suerte. Y sí, creo que
puede haber gente que engañe, pero estoy seguro de que son la minoría, y hoy más que nunca. Lo curioso de todo es que dentro de poco tendremos cada vez más cerca la miseria... Incluso en personas con altos cargos y que han movido mucho dinero, y que de repente se quedan sin fuentes de ingresos... Antes había "nuevos ricos", y ahora tendremos "nuevos pobres"...

Conrad López dijo...

Hemos olvidado el arte de mirar a los ojos.

Hemos olvidado lo que somos. Y nos decimos cristianos ... je.

Anónimo dijo...

Gracias, muchas gracias, gracias con acento rumano, gracias, un gesto con la mano, muchísimas gracias, gracias con acento de no sé dónde, gracias ... todo esto de parte de los pobres.
Y de mi parte muchííísimas gracias, por que yo era el más necesitado de todos. Y mil y hasta cinco mil veces gracias por su blog, y por Regaliz. Y por todo.