domingo, 1 de marzo de 2009

Un mendigo de campanillas



Creo que ya conté esta historia el siglo pasado, pero, como no estoy dispuesto a investigar dónde ni cuándo la escribí, la repito y santas pascuas.

Tenía yo hace años una especie de mendigo de cabecera con el que me tropezaba cada mañana por el barrio de Chamartín. Era un tipo alto y voluminoso de andares oscilantes y aromas etílicos, que lucía como prendas más destacadas un largo capote negro y un sombrero de ala ancha.

Aquel día, sin embargo, había completado su atuendo con una estructura de alambre integrada en el sombrero, de la que pendían cuatro ó cinco campanillas. El mendigo, cada vez que aparecía un cliente potencial, agitaba la cabeza para hacer sonar el carillón, y gritaba:

—¡Por cinco duros, oiga! ¡Mi programa político por cinco duros!

—¿Es que te presentas a las elecciones? —le pregunté—.

—No es necesario, amigo. Aquí tiene mi programa. Son veinticinco pesetillas.

Y me alargó un folio fotocopiado y mugriento. Más que un programa, era un manifiesto ideológico y una llamada a la ciudadanía a comprometerse en la lucha por una sociedad más libre y justa, sin clases, sin ejército, sin policías y sin curas.

—Oye —le dije—, ¿no pretenderás que un cura te compre esto?

—Ah…, eso. No se preocupe, padre, no es problema.

Sacó un bolígrafo del bolsillo y. sin cortarse un pelo, tachó la línea conflictiva.

Creo que le di veinte duros como recompensa s su sinceridad y pragmatismo.

* * *

Hoy, primer domingo de Cuaresma, he predicado un Retiro (otro más) y, naturalmente, he recurrido a la liturgia, que llama a todos los cristianos a la conversión, a cambiar el corazón, a renovarse por dentro. He llevado un viejo guión que yo mismo elaboré hace diecisiete años y del que no puedo cambiar ni una palabra, y mientras hablaba me he acordado de aquel viejo mendigo, que ya murió, y he pedido al Señor que me parezca a él en su entusiasmo y en la convicción con que trasmitía su mensaje.

Aunque nos tomen por locos, aunque algunos piensen que cambiar es imposible, Dios sigue haciendo oír su voz. Y, ni por un euro, ni por todos los euros del mundo, tenemos derecho a tachar una sola línea de esa magnífica utopía divina a la que hemos sido llamados.

14 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bueno: al mendigo no le faltaba ingenio y a usted tampoco, como se ve por el magnífico título de la entrada.
Y me parece que la ilusión y el entusiasmo son fundamentales en cualquier tarea a realizar o mensaje a transmitir. Y sí, el cambio a mejor y la conversión son posibles. Buenas tardes.

Anónimo dijo...

Pues a mí me cuesta una barbaridad cambiar.Lo intento cada día pero no debo saber hacerlo bien.Necesito mucha ayuda o sea que vaya pensando en algún post más sobre el cambio y la cuaresma.¡Lo espero!

Anónimo dijo...

Yo me uno a esa locura tmabién, y pos supuesto al entusiasmo, aunque a veces no acompañe... ¡gracias por el consejo del whisky que me he tomado a su salud, por supuesto!

Anónimo dijo...

:)

Anónimo dijo...

Eso de cambiar es superdifícil. Lleo aaaaaños intentándolo y, a veces, lo consigo un poco pero lo que también pienso si no llevara tooooooooodos estos años intentando cambiar en ésto y en aquéllo, no me quiero ni imaginar en que se podría haber convertido "ésto" y "aquéllo". (Bueno, la verdad es que me lo imagino fácilmente).
En mi cada día tengo menos confianza pero si confío que cuando deje de echarle tanto morro a las cosas(algún día lo conseguiré) Dios por fin, me haga caso.

Buen domingo!

Isa dijo...

El entusiasmo a veces se pierde un poco, pero por eso hay que pedírselo continuamente a Dios, para que no dejemos de luchar en lo que Él quiere para nsootros y seguirle siempre desde muy cerquita...¡y no dejar el camino como cobardes!

Anónimo dijo...

Y que hay que cambiar? No sera mejor utiliza lo que tenemos para mejorar, sin cambiarlo? En serio, no se me ocurre que he de cambiar....

Anónimo dijo...

Me imagino al mendigo tachando rápidamente lo de los curas con un Bic mordisqueado, cayendo en la cuenta de que tenía uno delante. Sin problema,..., jajaja, un tachoncito y asunto solucionado. Un aplauso para ese cura que supo ver al instante lo gracioso del hecho.

Anónimo dijo...

Buenas noches:
Cambiar no sólo es posible, sino que entiendo que es necesario. Necesario para crecer como personas, para querer más a los demás, para querernos más a nosotros mismos, para estar más cerca de Dios, para hacer mejor nuestro trabajo, para estudiar más... ¡Con qué frecuencia se nos dan situaciones en la vida que no son sino lecciones que aprender! Si algún día dejáramos de aprender, es que ya hemos envejecido.
A veces podemos hacerlo nosotros solos, otras veces dependemos de la gracia de Dios. Aunque cada vez estoy más cerca de pensar que nosotros pintamos poco, y más bien que todo es gracia. Y en este sentido, debemos dejarnos hacer por Dios, a pesar de lo complicado que puede resultar saber lo que de nuestra cosecha y lo que es de la de Dios.

Lucía dijo...

Yo me he perdido algo porque el consejo del whisky no lo encuentro por ninguna parte. Pero si hay que tomarlo para cambiar, cosa que me cuesta un congo, pues lo tomo...

paloma dijo...

'Dios sigue haciendo oír su voz'
sí, a veces a través de unos pobres instrumentos.

¡Buenos días Don Enrique!

Bernardo dijo...

Buenos días!

Cambiar no es difícil: sólo hay que empezar por comportarse de forma distinta. La práctica hará el resto.

Anónimo dijo...

Boo, lo siento, pero el consejo del Whisky era personal e intransferible! En cualquier caso, te lo recomiendo de vez en cuando.

Anónimo dijo...

GENIAL LA ENTRADA DE HOY,AUNQUE LA LEA HOY LUNES DESPUES DE ESTAR DE VIAJE DE JUEVES A DOMINGO.
LO IMPRTANTE ES INTENTARLO Y COMO DICE ALGUIEN CON MEJORAR, A DIOS SE LE CAE LA BABA CON CADA UNO DE NOSOTROS.
DIOS NO QUIERE "PERPECTITOS" SINO QUIERE SANTOS.GRACIAS