lunes, 19 de abril de 2010

60 confirmaciones


La Iglesia de la Asunción de Nuestra Señora es una de las más grandes de Madrid; pero ayer estaba abarrotada. 60 chicos y chicas del 2º de Bachillerato se disponían a recibir el Sacramento de la Confirmación y a mí me tocaba presentarlos, llamarlos uno a uno por su nombre y dirigir la ceremonia que presidiría uno de los Vicarios episcopales de la Diócesis.

No era la primera vez lo hacía, pero no sé si por el número elevado de confirmandos, porque los conozco bien o porque me estoy reblandeciendo con los años, al leer en voz alta desde el ambón la lista de los chavales, tuve que hacer serios esfuerzos para mantener mi cara de palo sin signos externos de turbación.

Uno a uno fueron poniéndose en pie para decir que sí, que estaban dispuestos a ser cristianos, a defender la fe de la Iglesia, a hacer apostolado entre sus colegas y amigos… Y yo pensaba que aquello era un milagro; que todos daban ese paso al frente con rectitud y nobleza, sabedores de que su decisión supone ir contracorriente de tantas cosas.

Al terminar mi lectura, levanté la vista. Allí estaban: ellos, tan repeinados y afeitados que apenas se parecían a sí mismos; ellas, vestidas de estreno, con sus mejores sonrisas un pelín maquilladas, como de fiesta grande.

La ceremonia casi ha durado dos horas. La Comunión, interminable. Al final cada uno se ha llevado un crucifijo plateado como regalo del colegio. Ojalá lo lleven siempre grabado en el corazón.

7 comentarios:

Bernardo dijo...

Jaime en el súper me hablaba dese el carro:

- ¡Bernardo!
- Yo no soy "Bernardo", soy "papá"...

Consciente de que a su temprana edad le será difícil entenderlo, pero no me resigno:

- Verás, Jaime, todo el mundo me llama "Bernardo", pero sólo tú y Carmen me podéis llamar "papá". Nadie más me puede llamar "papá".

Pilar dijo...

Enhorabuena. Es admirable.

pero "la cara de palo" no era necesaria. En un acto lleno de gozo.

Enrique Monasterio dijo...

La cara de palo, más que necesaria, es inevitable. Es la que uno luce habitualmente

Anónimo dijo...

enhorabuena! q linda historia, inolvidable el dia en q uno toma los sacramentos, y preciosa la Iglesia
Melina, desde Argentina
p/d: hace un tiempo q sigo su globo, y sus historias y relatos son unos mejores q otros!

yomisma dijo...

Bernardo, a nosotros nos pasó lo mismo con el primero!!! Que buena respuesta, porque bien visto, sólo nuestros hijos nos pueden llamar Papá o Mamá.

Anónimo dijo...

¡Ojalá que no se acomoden y aburguesen!
Leía ayer, en un periódico de tirada nacional, una entrevista al que fuera gran jugador de fútbol italiano en la década de los 60 del Inter, Sandro Mazzola, y apuntaba:"Los niños italianos ya no juegan al fútbol. Se han acomodado. Prefieren el esquí".

Pues eso, y que conste que no tengo nada contra el esquí.

Rosa dijo...

Padre, la semana que viene confirman a mi hijo. Por favor, Padre, rece por él, para que el Espíritu Santo prenda en su alma, para que arda, porque a este hijo mío lo veo yo muy frio,

Gracias!!

(por cierto, el niño se llama como usted :-)