viernes, 23 de abril de 2010

“Benedicto XVI es uno de los pensadores de más talla del siglo XX”


Gabriel Albiac, catedrático de filosofía en la Universidad Complutense de Madrid y colaborador en distintos medios de comunicación, ha concedido una entrevista a la televisión popular en la que habla con admiración del Santo Padre, Benedicto XVI. Albiac se declara “no creyente”.
A continuación reproduzco algunas preguntas y respuestas de esa entrevista.


Benedicto VXI ha hecho en estos 5 años de pontificado un llamamiento a "ensanchar" la razón. Fue paradigmática su intervención en Ratisbona. ¿Qué importancia tiene este subrayado?


El papel de Ratzinger en la Iglesia católica durante el siglo XX ha sido y es esencial, busca el entronque con la filosofía griega. Eso salta al gran público con el discurso de Ratisbona por el debate que genera. Un debate, en gran medida, desplazado. No fue una intervención sobre el Islam. De lo que habló Benedicto XVI es de la relación entre el cristianismo y la razón griega. En realidad su posición ya estaba fundamentada a finales de los años 50, cuando era el teólogo Ratzinger y elaboró su discurso sobre el Dios de la fe y el Dios de los filósofos. Su tesis es fascinante para la relación entre los católicos y los pensadores no creyentes, como es mi caso.
La tesis de que el cristianismo vendría a ser la traducción de la Biblia al griego. Asegura que la formación del corpus cristiano se produce a partir de la traducción al griego de la Biblia de los 70. Esa traducción supone apropiarse de la tradición bíblica desde una perspectiva precisa. El lenguaje no es inocente. Se apropia de aquello sobre lo que queda incluido en su ámbito de significado. Ratzinger no se equivoca cuando afirma que el ámbito de significado de los 70 es el ámbito del platonismo y del neoplatonismo. ¿Qué hacen los 70 cuando traducen la fórmula hebrea "Yo soy El que soy", utilizada por Dios para definirse? Traducen esa fórmula sencilla por una fórmula especulativa: "Yo soy El que es". Cualquiera que haya seguido la tradición griega conoce la fórmula "Yo soy lo ente". Pero la Biblia de los 70 traduce "Yo soy El que es". Hay algo fascinante en ello, que analiza Ratzinger muy bien. En realidad, cuando decimos que no puede haber continuidad entre un mundo politeísta, con muchos dioses, y un mundo monoteísta, trivializamos el pensamiento griego. El pensamiento griego no es el de la pluralidad de pequeños "diocesillos" sino el mundo que designa lo divino. La peculiaridad del mundo griego es que designa lo divino con la forma neutra y la peculiaridad del mundo cristiano es que lo designa con el masculino singular, utiliza una fórmula personalizada. La continuidad y la discontinuidad entre el mundo griego y el mundo cristiano no viene dada por la multiplicidad trivial del paso de pequeños dioses a un solo Dios. Está en que ya no se designa lo divino como neutro sino con una forma personalizada. Y ahí, dice Ratzinger, es donde se produce la continuidad y la paradoja entre la razón griega y la razón cristiana.

¿Y entonces Ratisbona?

Lo que asombra del discurso de Ratisbona es algo que se entiende bien teniendo en cuenta lo anterior. Ratzinger dice que la continuidad en la afirmación del logos griego sólo se produce en el cristianismo. Hablar de las tres religiones del libro es una soberana tontería. No hay continuidad del libro en el islam. El libro judío y el libro cristiano son susceptibles de interpretación. El Corán es un objeto separado que sólo puede ser repetido y no interpretado. La línea de continuidad es la del cristianismo que retoma el libro interpretable, la Biblia. Y lo hace desde la tradición en la que la interpretación ha jugado un papel esencial. La tradición que desde Heráclito dice que el que vaticina en Delfos ni oculta ni enseña, da signos. Cuando un griego dice que lo divino es aquello que da signos está diciendo que a lo divino sólo se puede acceder por la interpretación.

Pero Benedicto XVI también advierte de los peligros de la razón...

Son los peligros de la tendencia a trivializar Cuando se usa una razón estricta hay que saber cuáles son los marcos y los límites. Y cuáles son los riesgos de la extrapolación. Ratzinger ha visto el problema desde una perspectiva cercana a Pascal y a los pensadores del siglo XVIII: la concepción trágica, el conflicto y la continuidad entre el Dios de los filósofos y el Dios salvador. El mayor riesgo, y en eso Ratzinger ha sido muy fino, es el de la invasión. En el discurso de la Sapienza, refiriéndose a la relación entre razón y fe, retoma la fórmula cristológica del Concilio de Calcedonia: se trata de que se relacionen pero no que se mezclen. El riesgo para la razón y la fe es la superposición, la tentación de someter la una a las reglas de la otra.

El Papa ha querido acoger los desafíos de la razón moderna. ¿Cómo valora esta posición?

Benedicto XVI aborda algo mucho más importante que la modernidad o la no modernidad. Una institución como la Iglesia aspira a la intemporalidad. Lo mismo le sucede a la razón. La temática básica de la filosofía se abre y se cierra en una sola generación, la que ve de Platón a Aristóteles. Seguimos dándole la vuelta a lo mismo. La cuestión de la modernidad o no modernidad trivializa la problemática de la filosofía y de la razón. Lo que Ratzinger ha planteado mejor que ningún Papa desde hace siglos, con más radicalidad, es el modo de entronque entre fe y razón, para que no se trivialice ninguna de las dos, para que se respeten los territorios, para que se permita el despliegue del diálogo. Para pensadores no creyentes, como es mi caso, es extraordinariamente importante. Cada vez vivimos más en un mundo de tradiciones religiosas específicas, es el caso del islam, que aparecen incompatibles con algún tipo de interpretación racional. Para un pensador no creyente, de tradición platónica, la única vía de diálogo es la que introduce Ratzinger.

Como no creyente, tiene un gran respeto a Benedicto XVI.

Sería un idiota sino fuera así. Benedicto XVI es Ratzinger, uno de los pensadores de más talla del siglo XX y el teólogo más importante de este período.

13 comentarios:

Andrés dijo...

Impresionante...No sabemos la suerte que tenemos con Benedicto.

Un saludo

Bernardo dijo...

Me quedo con "La cuestión de la modernidad o no modernidad trivializa la problemática de la filosofía y de la razón."

Emilio Muñoz dijo...

¿el cristianismo ganó con Grecia?

Marcan dijo...

Muy bien Gabriel, se ve que sabe. Rezaré para que sea creyente, es decir, para que haga compatible la razón y la fe.
De todas formas me gustaría que él también rezara algo y que pida a Dios la fe, para él y para mi, para que me la aumente.

Enrique Monasterio dijo...

Puede decirse así, Emilio. El encuentro de la filosofía griega con el mensaje cristiano fue providencial. La gran filosofía se enriqueció con la fe, y la fe pudo expresarse con un lenguaje y unos conceptos nacidos en la cultura helénica.
En Grecia nació la teología. Y de ese encuentro surgió Europa.

Verónica dijo...

Verdaderamente es un misterio que a gente así de honesta intelectualmente y con tan buena cabeza, le esté velado el misterio, y reconozcan abiertamente que no tienen fe. Rezo por quienes, como Gabriel Albiac, están en búsqueda, para que encuentren, y les encomiendo a San Agustín, que encontró a Jesucristo porque era un enamorado de la Verdad. Y, en cuanto al Papa, ¿qué se puede decir? Que ha sido un regalo del Cielo, y que tenemos que apoyarle, esforzándonos por ser cada día mejores hijos de la Iglesia.

yomisma dijo...

Qué gran cosa es la filosofía! Gracias por este artículo, hacía tiempo que no depertaba las neuronas de esta manera. Tendré que volver a estudiar mis apuntes.... o algún libro...Recomendaciones?

Anónimo dijo...

Sí, yo creo que Grecia nos enseñó a pensar y que como dice otros filósofo cristiano,Carlos Díaz, una razón que no se decapita termina en la trascendencia.
Y Europa sería otra cosa muy distinta si no hubiera ocurrido el pensamiento griego y el acontecimiento cristiano.

Si a alguien le interesa el tema dos buenos libros son:
Cristianismo primitivo y filosofía griega y La teología de los primeros filósofos, ambos de W. Jaeger, ed. F:C:E
Ropegra.

MARTINA dijo...

El dice :
"El riesgo para la razón y la fe es la superposición, la tentación de someter la una a las reglas de la otra"

¿Entonces, la fe ilumina la razón para entender el tema religioso?
Porque entiendo que no se superponen pero no hay separación

Lo de personalizar a Dios y verlo como masculino ... ( no soy teóloga ni filósofa sino para entender ) me parece que el amor de Dios es semejante a lo que Fromm señala como el amor de una madre hacia sus hijos : amor incondicional (Pues Dios es Amor)

Anónimo dijo...

demasiado profundo para mi, necesitaría una explicación de lo que quiere decir

GAZTELU dijo...

Cuando surgió el tema de la Iglesia irlandesa,se hizo una entrada en este globo sobre un articulo publicado en un periodico italiano,creo recordar de un senador no creyente,realmente bueno.
Yo escribí que problablemente junto con otro de un periodista español publicado en ABC,era lo mejor que habia leido sobre el tema.
Me refería en ese momento a este periodista del cual nos habla usted hoy.
"Es duro aceptar esa culpa y admirable que un Papa se atreva a decirlo.Admirable aún para aquél que no cree,como yo,pero sobre todo para él"
Me impresiona la fuerza de estas palabras de una persona no creyente pero todavía me impresiona más su humildad,su reconocimiento de que Benedicto xvi
es un intelectual de primera fila y el mejor teólogo que tiene la iglesia .
GRACIAS

Yuria dijo...

Conocer el pensamiento de Benedicto XVI me ensanchó el espíritu:
"A lo largo de mi trayectoria intelectual me fui dando cuenta de lo siguiente: viendo todas nuestras limitaciones, ¿no será una arrogancia por nuestra parte decir que conocemos la verdad?

"La racionalidad era postulado y condición del cristianismo y permanece como una herencia europea para confrontarnos, de modo pacífico y positivo, con el islam y con las grandes religiones asiáticas". (Joseph Ratzinger)

De lo cual yo interpreto que el cristianismo no es una religión fundamentalista ni fideísta (es decir, que no desecha la razón); interpreto que podemos pensar la fe y, por lo tanto, dudar.
La fe católica no es una fe ciega, en ese caso estaría más cerca del fanatismo que de la Verdad.


Juan Pablo II en su Carta Encíclica Fides et ratio, sobre las relaciones entre fe y razón, 1998, viene a decir, entre otras cosas, que la fe que demandan Dios, la Iglesia y el siglo XXI no es "la fe del carbonero".

Yuria dijo...

Pero no me quedo tranquila si no añado que:
LO IMPORTANTE ES TENER LA RECTITUD DE QUIEN BUSCA SIEMPRE LA VERDAD.

Buen finde, D. Enrique. Y, le dejo este link, en donde veo reflejada mi fe: "No cesará este rayo que me habita...". La poesía es algo muy subjetivo. (Ahora que nadie nos lee...).
http://www.youtube.com/watch?v=NQFVZmFvkGs