martes, 4 de enero de 2011

Islabe


Cuando faltan pocos días para mi regreso a Madrid, no está de más decir algo de Islabe y de lo que hemos hecho aquí desde que llegué el 17 de diciembre.
Islabe es una casa de retiros de la Obra que pronto cumplirá 50 años. Su torreón de piedra es visible a varios kilómetros de distancia en la ladera de un monte, entre Derio y Artebakarra. Ya son miles de personas las que conocen ese torreón y también el resto. Aquí se celebran ininterrumpidamente días de retiro espiritual, convivencias, jornadas de trabajo y, por supuesto,  paréntesis de descanso, que tampoco vienen mal de vez en cuando. Podría decirse que las piedras de Islabe están bien exprimidas, como un limón. 
Cuando San Josemaría llegó a Islabe por primera vez, bromeó con el arquitecto y  le dijo que se notaba que era joven y fuerte, ya que había llenado la casa de escaleras. ¡Qué remedio! Ahora, con las sucesivas reformas, se han incorporado tres ascensores al edificio, pero aun así, se nota que Islabe nació donde nació, pegado a una montaña, y hay cosas que no tienen demasiado arreglo.  
Es lo único “negativo” que he encontrado y que, por otra parte, ya conocía. El resto es fantástico: una finca poblada de árboles, una ermita en lo alto dedicada a la Virgen, una piscina allí abajo que, por supuesto, no hemos utilizado en pleno invierno, un oratorio espléndido, recogido pero suficientemente amplio, una gran sala de estar con terraza, y una administración, que ni se ve ni se oye, pero que se ocupa de mantenerlo todo a punto.  La Navidad en Islabe, gracias a la administración, ha resultado inolvidable…, también por la comida.
A mí este año me han adjudicado una habitación, grande y cómoda, preparada para que pueda ser utilizada por una persona en silla de ruedas. Yo, de momento, me mantengo en pie, pero se conoce que me han visto viejecito.
El resto de los asistentes, con un par de excepciones, son chavales de 20 o 30 años que, entre partidos de fútbol, excursiones al monte y maratones de San Silvestre, estudian teología y repasan sus asignaturas civiles. No todos son españoles; hay un brasileño, un argentino-alemán que anda por Bolivia, un nigeriano, un venezolano, un francés, un peruano, un mexicano… Todos, con grandes dosis de talento, y muchas ganas de ponerlo al servicio de los demás.
Me temo que la cuesta de enero será dura. Durante estos días he trabajado bastante, pero sólo en lo que más me gusta. Y la lluvia, el frío y las nubes me traen recuerdos agradables de la infancia. 

7 comentarios:

GAZTELU dijo...

Al leer hoy su entrada no sé porqué, entre lineas, me ha parecido que todo lo que ha vivido entre los muros de esa casa ha sido de gran valor,sus palabras desprenden una gran paz.

En cuanto a la habitación adjudicada, yo celebro que en casa se respeten las normas más elementales de educación, como en cualquier familia; para los de mayor edad (no he dicho viejos) LO MEJOR. Esos chavales de entre 20 y 30 años están empezando a "exprimirse".

Le deseo lo mejor para el año que estrenamos y rezo para que sea usted santo.

GRACIAS

Anónimo dijo...

Me ha encantado que usted haga alusión a la columna vertebral del Opus Dei espero que haya sido muy cuidado a la vez que entrañable y familiar.
Muchas gracias por todo!!

Anónimo dijo...

Muchas gracias por hacer alusión a la columna vertebral del Opus Dei, se nota que es usted una persona que lo valora como lo hago yo. Espero que haya sido todo muy cuidado a la vez que entrañable y familiar.
Muchas gracias por todo

Bernardo dijo...

El día que cambie sus "masai" por las pantuflas, entonces me creeré eso de "viejecito". :-)

Feliz año nuevo

Vila dijo...

Me alegro, como parece, que haya descansado y que vuelva con fuerzas renovadas. El trabajar en lo que a uno le gusta es muy gratificante y reparador.

Así mismo tengo un poco de envidia porque estoy segura que esos "chavales" han tenido la picardía de pedirle que les cuente cosas de San Josemaría de cuando estuvo viviendo con él. Y si no lo han hecho (poco avispados serían) aún tiene tiempo, y sería un buen regalo de Reyes. Comparta esos recuerdos; yo cada vez que le oigo cosas me encanta, por pequeños que sean.

Por cierto, ¿no dijo algo de unos kilitos de más?. Por su comentario, me temo que las Navidades han hecho estragos...

Y no se queje de viejecito eh... le han dado la mejor habitación, como dice Gaztelu, y... no me tire de la lengua que usted me llamó "señora" hace un par de meses y, como quien dice, acabo de empezar la década de los 40. Que a una su cura le pase de llamar "Chiquilla" a "Señora" tiene su aquel... y no sé si me he recuperado (si casi fue ayer cuando nos casó). Desde ese momento no me ha quedado otra que aceptar la "cruda" realidad del paso del tiempo, je,je,je

Que lo pase bien los últimos días antes de la vuelta a la rutina.

Marite dijo...

Don Enrique tengo la impresion de que el mexicano que usted menciona es Beto V. un muy querido amigo de mi familia al que le estamos muy agradecidos, por todo el apoyo que ha dado a nuestros hijos tanto en el colegio como en el club Arawaks. No cabe duda que de San Josemaria nos dejo enseñanzas en TODOS los sentidos.

Saludos, Marite

Anónimo dijo...

Me dice un compañero de piso que del 2 de Febrero al 5 de Febrero va a ir a un retiro, espero que pongan la calefacción. Muchas gracias. Ignacio