lunes, 26 de agosto de 2019

50 años (II)

La postración

 


La palabra postración proviene del latín pro-sternere, extender por tierra. Es una de las posturas más impresionantes empleadas en la liturgia.
Así se inicia la ceremonia de ordenación de presbíteros.
El 31 de agosto por la mañana llegamos a la Basílica de San Miguel media hora antes del comienzo. Hacía mucho calor y habíamos dormido poco; pero estábamos contentos tratando de no pensar demasiado en los detalles de la ceremonia que ya nos sabíamos de memoria. Bastaba con dejarse llevar y pedir al Señor que no nos traicionara la emoción ni los nervios del momento.
Llegamos al pie del altar, y el maestro de ceremonias dijo con toda claridad:
—Postratio!
Nos echamos boca abajo sobre la alfombra con las manos delante de la cara. Yo habría preferido un suelo de mármol, duro pero fresquito. Comencé a sudar.
¿En qué pensaba yo entonces? Esta postura tan llamativa es un signo claro de humildad, penitencia y súplica ante Dios. Supongo que en mi caso predominaba la súplica y la conciencia clara de que nadie es digno de recibir el don precioso del sacerdocio, la capacidad de traer a este mundo el Cuerpo y la Sangre del Señor, y de perdonar en su nombre todos los pecados.
En el Antiguo Testamento Abraham “cayó rostro en tierra y Dios le habló”, dice el Génesis. Y También Moisés “cayó en tierra de rodillas y se postró” ante el Dios de la Alianza".
San Mateo y San Marcos coinciden en afirmar que Jesús cayó de bruces en el Huerto de los Olivos. Postrado en tierra hizo la oración más trascendente de la historia de la humanidad. Padre, si es posible aleja de mí este cáliz; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya…
Seguramente no pensaba yo entonces en ninguna de estas escenas. Echado en el suelo de la basílica, oía el canto de las letanías de los santos. Ellos estaban con nosotros. El Cielo entero nos asistía.

4 comentarios:

Pablo dijo...

¿Cuál de todos esos diáconos es usted?

Pablo dijo...

Y,por cierto,muchísimas felicidades

Antuán dijo...

Recuerdo haber estado en unas ordenaciones en Torreciudad. Estas son de archivo. Me imagino. Que las tendrá guardas. ¡Como debe ser. Aunque no recuerde todos los detalles, esos momentos se viven en presente ¡Intensamente! También se puede alguien distraer pero su voluntad está en hacer lo que Dios quiere. Es una llamada MAYÚSCULA. Una gracia de Dios tan particular en favor de todos. Le damos las Gracias a Dios por este Don del sacerdocio para bien de todos. Y a todos por su generosidad y para que no falten vocaciones ¡Ahora! El relevo. Adiosle-pido

Fernando Q. dijo...

recemos por las vocaciones. Que sepamos atender la llamada del Señor.