A veces
no sé cómo etiquetar mis entradas en el blog. En muchos casos suelo incluirlas
en ese cajón de sastre que llamo "diario". Luego pienso que, en
efecto, esto parece un diario, incluso un diario íntimo que lanzo a la red con
una desvergüenza digna de mejor causa.
Hoy, por
ejemplo, llevo todo el día pensando en lo que hago aquí, en las meditaciones
que predico cada día y en las conversaciones personales que mantengo con los
que vienen a mi despacho en busca de consejo o de ayuda.
Llega la noche, hago examen de conciencia y pienso, en la presencia de Dios, que tengo mucha
cara: "sermoneo" desde una mesa en el presbiterio y lo hago con cierta elocuencia,
porque ya son 50 años de práctica pastoral. Y, sí, alguna vez me siento la mar
de ufano… ¡Qué forma tan tonta de hacer el ridículo delate del Sagrario! Por
eso, al acabar, me siento avergonzado. Sé que algunos de los que me escuchan
son más sabios, más santos y, por supuesto, más humildes que yo.
Entonces
hago el propósito de no "pontificar", de predicarme a mí mismo y
aplicarme el cuento luchando personalmente en aquello que "exijo" de
los demás con tanta desfachatez.
No sé si
colgaré en el globo esta reflexión. Si lo hago esta noche, por favor, hoy no me llevéis
la contraria.
7 comentarios:
Pues a mí me pasa algo parecido don Enrique, sermoneo a los hijos, ya van a la universidad, y veo muy fácil y claro lo que deberían hacer, y a veces pienso "¿y tu?". Necesitamos que alguien nos sermonee, gracias
No publico algunos comentarios; perdonad. No lo llaméis "censura", que es palabra malsonante. Ya dije esta entrada era demasiado personal. Los comentarios, por tanto, también han sido demasiado "personales"
O sea, don Enrique, que es usted de carne y hueso. Pues qué bien. Me recuerda un "pensamiento zen" que puso usted hace tiempo:
Nunca olvides que eres único: o sea, como todos.
Del mismo barro de botijo que todos, porque eso que le pasa a usted nos pasa a muchos. Menos mal que Dios nos quiere a pesar de todo.
Vila ¿dónde estás?
¡Bonito amanecer! Le entiendo perfectamente. No yo es que sea ese mi oficio por decirlo de alguna manera pero si alguna vez tengo que enseñar algo, aunque sea una manera de hacer las cosas. Me digo pero Tu ¡de que vas! Una vez recuerdo en una convivencia con gente menuda. Me propusieron dar una pequeña charla,; ni recuerdo de que era por que era la primera vez y sería algo fácil. Eso si, acabe enseguida. A la salida me dijeron ¿Que les contabas, que se reían tanto? Les dije lo que me dijisteis y cuando se me acabo el royo, conté chistes. Usted tiene mucho que contar y además cosas divertidas. Non problem. No se preocupe.si se repite. Es como el cuento de Maria la cocinera que contaba san Josemaria. Siempre era el mismo. Le decían: Maria cuéntanos "el cuento" mientras se comían las patatas fritas.
Ah! por cierto acabo de recibir carta de Carmelo que se fue a Kazastant y Armeria me dijo, pero me escribe desde ROMA después de haber pasado por Jesusalen manda una postal de la entada al santo sepulcro, Y ha estado en Georgia y más sitios. Que ya viene.
Tengo una cosa que quizá le guste. Una poesia , corta.
DISCULPA 17
La mar, la mar impresiona, es grande.
Pero más admiro al hombre por su osadía...
De adentrarse en aguas tan inestables,
en barquichuelos de poca monta
y robarle de sus entrañas, tesoros vivos,
para alimento de sus iguales.
Bravíos más que los piratas...
Desafían al aire y a las aguas.
¡ Pero es su vida !
Y si su vida la mar les arrebata.
Tiene disculpa...
Porque ella es así, incontrolable.
Y ellos lo saben y aún así se adentran,
porque oyen el eco de su voz que: “ llama ”.
Y confiados entran porque...
El ángel de los marineros, ¡ vela !.
Abril-97
¡Que Dios le conserve esa Santa Osadía! ¡Que es buena! ¡Mucho Ánimo! Adiosle-pido
Hola de nuevo!!, Merche ayer fui "censurada" jajaja, supongo que por ser demasiado personal con "el capitán".
(O tal vez me hice un lío al grabar y envía)
Sigo el globo desde que volvió a volar hace meses, pero ya hago pocos comentarios en cualquier chat que sigo.La edad será.....
Me encanta leerle de nuevo y a. Los demás.
Me alegro que estés ahí, Vila
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