viernes, 27 de febrero de 2009

El ayuno de Casilda

San Manuel y San Benito

Ocurrió
hace cuatro o cinco años.

Por entonces trabajaba yo como capellán en un Centro Universitario en el barrio de Salamanca de Madrid y tuvimos la Misa del Miércoles de ceniza en la Parroquia de San Manuel y San Benito en la calle Alcalá. Asistieron cientos de estudiantes de Derecho y EBS y buena parte del profesorado.

Hablé de la Cuaresma, del espíritu de penitencia, de la llamada a la conversión, de la limosna y del ayuno. Al referirme al ayuno expliqué, no sólo su sentido profundo, sino también lo que en concreto pide la Iglesia a los católicos en una fecha como la que celebrábamos: una sola comida al día y, en todo caso, un desayuno frugal por la mañana y una cena igualmente austera. Recuerdo que les dije que ofrecieran al Señor la pequeña mortificación de no comer “tonterías” entre horas.

Al terminar la misa, Casilda, una de las alumnas más “partidarias” de la capellanía, salía de la iglesia lamiendo con fruición una enorme piruleta de colores.

—Chiquilla —le dije— ¿no os acabo de explicar que el ayuno…?

—No se preocupe —me interrumpió—: esta piruleta no tiene azúcar.

No tuve más remedio que volver a explicárselo todo. Estaba convencida de que eso del ayuno era sólo un medio para adelgazar por razones espirituales.


4 comentarios:

chon dijo...

Es que a veces nos tienen que repetir las cosas porque no las entendemos, o se nos olvidan o no nos interesan.

Isa dijo...

jeje...esta cultura ya sabe usted que es la de mantener el tipillo...Menos mal que usted tiene paciencia y se lo explicó otra vez...

Anónimo dijo...

Muy adolescente su Casilda D Enrique.Lo malo es cuando seguimos igual aunque se nos haya pasado la edad.Cada uno tenemos nuestra piruleta sin azucar ¡voy a ver si encuentro la mía!

c3po dijo...

Ahora que ya puedo comer de todo, por fin vuelvo a vivir la Cuaresma como a mí me gusta. Las ciencias adelantan que es una barbaridad!