domingo, 5 de abril de 2009

Domingo de Ramos




El Borrico
Hace muchos años hice un cuento sobre el famoso borrico que fue trono de Jesús en Jerusalén el domingo de ramos. La historia no era muy original —era sólo un plagio ampliado de algunas cosas que oí a San Josemaría—, pero tenía su gracia. No sé qué fue de él. A mi sobrina Susana se lo escribí torpemente en una carta con motivo de su Primera Comunión y lo más probable es que lo haya perdido. Años más tarde me encariñé con otro burro, el del Portal de Belén y también se me convirtió en protagonista de un cuento que anda por aquí.

En la Biblia hay docenas de borricos y nadie se los toma a broma. Y es que,ese animalito, tan vituperado en los últimos siglos, ha sido uno de los pilares de la construcción de Europa. ¿Exagero? A ver si un día de éstos le pido a Kloster que nos lo demuestre con la erudición que le caracteriza.

El caso es que ahora, cuando parece que ya no lo necesitamos y la especie corre serio peligro de extinción, al menos en Occidente, pienso es de justicia rendirle un homenaje. ¿Qué menos que una estatua en las principales ciudades de Europa? Ayer, en mi paseo sabatino por Madrid, vi algunos monumentos dedicados a personajes mucho más irrelevantes.

El borrico, entre otras cosas, ha dado lugar a una teología. Si os interesa, aquí tenéis sus principios fundamentales.

4 comentarios:

Isa dijo...

Tiene usted toda la razón, don Enrique. Ya había escuchado hablar de la teología del Borrico (permítame ponerlo con mayúsculas), pero me la voy a releer para aprender más de él, que falta me hace.
Por cierto, voy a echarle un vistazo a ese cuento suyo, que no lo había leído...

Anónimo dijo...

No lo he perdido y, aunque hace mucho que no lo leo, tampoco lo he olvidado.
Un día de estos lo escaneo y se lo envío a Kloster por email, seguro que le gusta tener el facsímil de un incunable.
Susana

Enrique Monasterio dijo...

Gracias Susana: espero que vengas personalmente a entregármelo, y nos tomaremos unas cañas para celebrarlo

Anónimo dijo...

D. Enrique, coincido en que los borriquitos , borricos y burritos se merecen un sitio de honor en la historia.

Otra cosa distinta son los burros que, creyéndose lo que no son intentan gobernar países.
Creo que no hace falta poner ejemplos..


Susana, por fa, comparte el cuento!!!!


Buen lunes :)