Viernes 3 de abril. 8 de la tarde.
El 150 viene casi vacío. En la parada hay un hombre de mediana edad con un jersey de rombos y una larga melena gris recogida en la nuca. El autobús llega a más velocidad de lo previsto, se detiene y yo decido que no vale la pena correr: aún estoy a treinta o cuarenta metros, y uno, la verdad, no está para demasiados trotes urbanos. El pasajero sin embargo, al percatarse de mi presencia, dice algo al conductor y logra que me espere unos segundos. Acelero el paso, subo por fin al vehículo y me encuentro con la sorpresa de que me ha pagado en viaje:
—Su amigo ha picado dos veces el bono bus.
Me siento frente a mi inesperado benefactor para darle las gracias, pero no me deja. En tres segundos suelta todo lo que lleva dentro:
—Necesito que me eche un rezo. Desde ayer estoy en el paro. Me han largado del trabajo sin avisar; tengo cuarenta y seis años y tres hijas; mi mujer vive en Vigo con su novio, y yo mañana tengo una entrevista para ver si me colocan en algún sitio.
No sé qué decirle. Le hago algunas preguntas y me cuenta el resto. Diez minutos más tarde se levanta del asiento y sonríe antes de despedirse:
—Ya sabe, padre; o reza por mí o me devuelve el euro.
Dicen que me pasan muchas cosas. Es posible.
No me llaméis "blog". Soy un globo que vuela a su aire, se renueva cada día y admite toda clase de pasajeros con tal que sean respetuosos y educados, y cuiden la ortografía. Me pilota desde hace algunos años un cura que trata de escribir con sentido sobrenatural, con sentido común y a veces con sentido del humor.
sábado, 4 de abril de 2009
Línea 150
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21 comentarios:
La verdad es que sí que le pasan muchas cosas. Tiene suerte, si a todos nos pararan en la calle para pedirnos rezos...
Que suerte poder ir haciendo el bien por los autobuses.
Luego dicen que en Madrid la gente no se preocupa de los demás...será que no usan el transporte público.
Récele a él y a los demás que lo necesitamos.
Guau, no se quejará usted, menudas cosas le pasan...
Cuánta gente necesita de Dios aunque a veces no lo reconozcan.
Ya que va a rezar por ese buen hombre, rece también por nosotros, que no nos vendría nada mal...
Esta sí que es una historia esperanzadora. Me pregunto si hubiera hecho igual de no ir Vd. vestido con la funda de paraguas…
Hola D. Enrique:
Me he levantado y casi por inercia he encendido el ordenador.No se como he terminado en su blog pero el caso es que llevo una hora leyendo y me temo que volveré a entrar.
Le confieso que me he levantado con un terrible dolor de cabeza y mal cuerpo en general, creo que lo llaman resaca. A veces se intenta llenar el vacio del alma con un par de copas, pero no funciona. Quizá mañana vaya a misa.
Yo no puedo pasarle el bonobus, pero si no le importa, recuerdele mi nombre a Jesús. Gracias.Andrea
Es una suerte el poner cara a aquellos por los que se reza, conocer su historia particular.
Yo creo que a todos nos pasan cosas, pero hay que fijarse mucho...saber mirar y entender lo que necesitan.
El llevar su "funda de paraguas", hace que asalten en la línea 150, eso sí.
Pobre hombre! La cosa ha de estar muy mal para que la gente pare a un cura a pedirle oraciones....Rezaré hoy por España.
D. Enrique: si, por casualidad, volviera a encontrase con él... Dígale que con su euro ha "comprado" muchos mas rezos que el suyo.
De verdad: encomiendo particularmente a ese hombre desde ahora mismo.
By the way... ¿no era precisamente la Línea 150 una de las elegidas por la campaña "atea"?
Tie grassia.
No, en el 150 nunca hubo letreros ateos. Al 150 lo llaman "el semanal" porque pasa más o menos una vez a la semana.
Nos vemos en Riaza? Merece la pena ser un cura con encanto.
¡pobre hombre!
Eso le pasa por ir vestido de lo que es. ¡Me alegro por ese pobre señor!
¡Qué bueno!. El hombre, desde luego, es buen inversor: habrá oído algo del "ciento por uno" y pensaría que es más seguro que hacer una primitiva...
¿Como actuaría San Josemaria en la crisis?. ¿Cómo santificar y santificarse sin trabajo?. Habrá que cambiarlo todo.
ANÓNIMO, yo no creo que haya que cambiarlo todo; al contrario. Mi padre me ha eneñado desde siempre, que cuando no se tiene trabajo, el trabajo es buscarlo; ¿y quién dice que no se puede ser santo buscando en qué trabajar? No creo que se trate tanto del "dónde" sino del "cómo"...
Ese hombre (y usted) cuentan con mis oraciones.
Hola!!
Seguro que el hombre de la 150 alucinaría al ver que sus plegarias habian sido escuchadas, hoy día que Dios debe estar un poco de los nervios al vernos una y otra vez tropezar con la misma piedra, el egoismo.
En un segundo le pagó el billete, hablaría en silencio con el de arriba, esperaría con impaciencia que llegara hasta su lado y por supuesto, no aguanto mucho mas sin contarle lo que le pasaba.
Haría años que no hablaría con un cura, si no esa petición se lo hubiera hecho a otro.
Podemos sacar muchas conclusiones de la historia, cada uno tendríamos la nuestra particular ¿pero sabe que padre? Creo que la respuesta era mas para usted que para él.
Un saludo astral!!
P.D Tenía problemas con mi contraseña, así k dejo mi dire aqui
http://cosasdeluz
aimar.blogspot.com/
Me ha encantado, hacía mucho que no oía algo tan bueno.
Dígame que no le dio el euro...
Comentario a "linea 150":
¡Qué estupendo que este señor a pesar de todo lo que le pasa no haya perdido la fe, y se encomiende a un cura!
El hecho de seguir teniendo fe me hace pensar que los males que le ocurren no son culpa suya.
¿Qué sentido tienen? Sólo Dios lo sabe. Y lo sabe.
Mi consejo(aunque sea fácil de decir): Persistir en la fe, y seguir luchando porque esto cambie, ofreciendo mientras tanto el sacrificio de sus tribulaciones.
Llegué a este blog de casualidad, buscando información sobre la línea 150 de Buenos Aires. Disfruté del relato.
saludos
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