—No te alarmes, colega —me dijo Kloster hace unos días—; no es preciso que salgas huyendo del país. Créeme, las niñas de 16 años no abortarán sin pedir permiso a papá. ¡Cómo va a consentir nuestro gobierno semejante despropósito! Para matar a un niño hay que ser mayor de edad o, al menos, que el abuelo sea cómplice de la faena. Nuestros amados líderes promoverán el aborto en familia, o sea con más implicados. La futura ley, ya lo verás, dejará claro que es preciso contar, al menos, con cuatro personas y media: una chica engañada, un cirujano sin escrúpulos, un abuelo que pague la factura, un psicólogo para anestesiar la conciencia de la mamá y un cadáver tan pequeño, tan pequeño que casi no parezca cadáver.
Kloster no suele bromear con estas cosas y yo tampoco. O sea, que con su peculiar facundia hablaba muy en serio y supongo que tiene razón. Luego, me reveló lo que él llama “la trampa”.
—Supongamos —y por desgracia no es mucho suponer— que dentro de un año o dos el gobierno de turno decide legalizar el suicidio asistido. La “hoja de ruta” será más o menos ésta:
Primero se filtra un rumor-sonda a la prensa amiga: “el gobierno está dispuesto a regular por ley el derecho a morir dignamente”. Es muy importante elegir bien las palabras: “derecho” y “dignidad” son vocablos hipnóticos muy adecuados para el caso. Conviene repetirlos para que vaya calando en el personal la idea de que uno tiene “derecho” a terminar con su existencia por las bravas y que, para conservar la propia dignidad, nada mejor que decidir el día y la hora del deceso.
A continuación se busca un caso límite; una de esas historias que conmueven a todos; se manipula convenientemente y se hace una peli bien subvencionada por el Ministerio de la cosa. Por último, se pregona que la ley no atentará contra nadie, ya que a nadie se le obligará a suicidarse. Sin embargo bastará con que el suicida tenga 16 años y firme la solicitud adjuntando el DNI, para proceder a la interrupción voluntaria de su miserable vida con cargo de la seguridad social, o sea, con todas las garantías higiénico-sanitarias.
Es previsible que la opinión pública reaccione con estupor y que las organizaciones defensoras de la vida salgan a la calle. La Plaza de Colón volverá a llenarse de ciudadanos: dos millones según los organizadores y varios centenares según el cuerpo de bomberos. Da igual. Lo malo sería que cayéramos una vez más en la trampa.
Y es que el ministro del ramo, intimidado por la “multitud vociferante”, recibirá a una comisión de los partidarios de la vida y dialogará a tope. Cederá en la cuestión de los 16 años y dirá que bueno, que 18. Garantizará a los manifestantes que nadie podrá interrumpir su vida sin cumplir algunos otros requisitos como la consulta familiar, el asesoramiento de expertos en la materia, etc. Y además el servicio de matarifes ya no será gratuito; habrá que pagar unos simbólicos euritos para el tercer mundo, y al suicida no se le privará del derecho a reclamar en caso de que algo falle y lo dejen a medias.
Como los partidarios de la vida humana no estarán de acuerdo ni siquiera así, el mensaje del gobierno será claro: entre los “fundamentalistas”, anclados en el pasado que no quieren saber nada de ampliar derechos, y los radicales que pretenden liberalizar el suicidio sin límites, ellos elaborarán una ley “progresista y centrada” que nos permitirá “avanzar” hacia un futuro laico, feliz y soleado, que será la envidia de los países de nuestro entorno.
—O sea…, que lo del aborto a 16 años sólo pretendía darnos carnaza. Nunca pensaron en serio en autorizarlo; era una especie de juego.—Así es, colega, un juego...,
y un juego vil,
que no hay que jugarlo a ciegas,
pues juegas cien veces, mil,
y de las mil ves, febril,
que o te pasas o no llegas.
Lo dijo don Mendo y tenía razón. Esta vez “nos pasamos” gritando contra los 16 años, sin comprender que la batalla era otra.
Para vencerla hay que plantarse.
19 comentarios:
Verdaderamente a veces caemos en el juego...yo la primera.
La batalla no está en los 16 años ¡eso es una aberración añadida!.
La batalla está en la vida,en cualquiera de sus momentos.
Me ha gustado y me ha servido su planteamiento ¡me lo añado a los míos!
Olé olé y olé. Le voy a enlazar el artículo en mi blog.
Gracias por el artículo, impresionante, me he quedado sin palabras.
Qué aberración tan grande la de defender la muerte y no la vida, a la edad que sea, mucho más sensatos son los animales...
Eso ya lo hablamos hace tiempo , pero todavía había gente que no se enteraba.
Esto es como el chiste:
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George W. Bush y Tony Blair están en una cena en la Casa Blanca.
Un invitado se acerca y les pregunta:
- ¿De qué están hablando?
- Estamos haciendo planes para la tercera Guerra Mundial, - dice Bush.
- ¿Y cuáles son esos planes?, - dice el invitado.
- Vamos a matar 14 millones de musulmanes y 1 dentista, - contesta Bush.
El invitado los mira confundido y pregunta:
- ¿Un dentista?… ¿Por qué van a matar a un dentista?.
Bush le da una palmada en la espalda a Blair y le dice:
- ¿Qué te dije? ¡Nadie va a preguntar por los musulmanes!
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Bernardo, me tienes LOL! Que buen chiste. Pero tristemente verdad.... Las bombas de humo son terribles. Por mi parte os digo que después de siete años sin tener hijos (tuvimos 5 en los 6 años anteriores), se nos han hinchado las narices, y vamos a tener el sexto. Y en el futuro habrá 6 personas más que defiendan la vida.
A esta gente se le está yendo la pinza. Definitivamente.
A Kloster, un Óle torero.
No sé si le he entendido bien: aun pareciéndome magistral su artículo (como de costumbre), me parece deducir de sus palabras que, todo esto del aborto a los 16, es para después introducir de rondón en la ley lo del suicidio asistido a partir de esa misma edad. Pues qué quiere que le diga, me parece mucho suponer, D. Enrique. Yo creo que este Gobierno dice muy en serio lo de los 16 años. Y todo tiene mucho que ver con su alergia proverbial, antológica, genética, hacia la familia, opresiva, carpetovetónica, burguesa, etc. Cuantas menos ataduras liguen a los adolescentes y jóvenes con sus mayores, más manipulables serán, más maleables. Si encima la ley autoriza con todas las bendiciones prescindir del beneplácito paterno/materno para la famosa interrupción, pues tanto mejor. Yo creo que van muy en serio, D. Enrique. Por una vez, discrepo de Kloster.
No, Verónica: quiero decir simple y llanamente que matar a los 16 años está muy mal. Tan mal como a los 18 o a los 40. Hemos de luchar en defensa de la vida humana, que es lo importante. Estoy persuadido de que en el proyecto de ley del aborto la ministra retirará la cláusula que permite abortar a las niñas sin permiso paterno, y a lo mejor hay quien piensa que hemos vencido una batalla. Pues no. Nos "concede" esa pequeñez y nos tragaremos todo lo demás.
Lo del suicidio asistido es sólo un ejemplo y tal vez un pronóstico.
Completamente de acuerdo. Lo de los 16 años es una cortina de humo. Habrá muchos que respiren aliviados, pero el aborto libre nos lo habrán colado de rondón.
Un saludo.
Don Enrique ¡magnífico artículo!
¡Pierre, mi más sincera enhorabuena! Ayer mi padre me pidió que tradujese al castellano una "lindeza" de una tal Margaret Sanger. Yo pensaba que con la liberación de Auschwitz, Treblinka y otros, el ser humano aprendió una valiosa lección. La Sra. Sanger se ha encargado a conciencia de pulverizar esa idea.
Magnífica entrada. Creo que se está cayendo en el error de equivocar el objetivo, que no es ni el permiso paterno ni acortar los plazos, sino la defensa de la vida, siempre.
Pidiendo de antemano perdón por la autocita, hace unas semanas publiqué una entrada llamando la atención precisamente sobre esa equivocación:
http://blogs.andalunet.com/gonzalo/2009/03/24/en-defensa-de-la-vida-humana-sin-condiciones/
Saludos.
¡Ánimo a la defensa de la vida!¿A qué cree que juega la ministra con la idea de "satisfacernos" retrasando la edad en la que se puede abortar cuando nosotros queremos que no se pueda abortar? Se trata de un contrasentido.¡Mantengámonos firmes en nuestras demandas!
Le felicito por la entrada. Ha sido muy suspicaz explicitando lo que se venía notando con el tema de los 16 años.
Pero yo es que no entiendo la discusión de la ley. Hay dos opciones: o el no-nato es un ser humano, o definitivamente no lo es. Si no lo es, hablar de aborto es lo mismo que hablar de anticonceptivos. Y si lo es, el aborto es tan criminal como cualquier otra forma de homicidio. ¿A qué viene tanta negociación? Recurramos a los estudios científicos y comportémonos según lo evidente. Ni diálogo ni chuminadas campestres: ¿es un ser humano o no lo es? Sí: por tal, tal y tal. Y ya está, se acabó la discusión, legislamos en consecuencia y como hemos terminado antes nos da tiempo de irnos a la calle tomarnos unas cañas.
Es que me da un coraje la tontería excesiva que tienen algunos...
Juanan, como todo lo que toca la política, no es este un diálogo honesto. Los científicos honrados, que trabajan por el avance de la ciencia y el descubrimiento de verdades escondidas, saben que en la concepción, o sea, en el momento en que la célula se empieza a dividir, incluso antes, ya existe un DNA diferente al de la madre y al del padre, o si te pones así, al de las celulas anterirores a la unión. Ese DNA es irrepetible. Repito, nadie ni nada puede tener el mismo DNA, que, además en el caso de los hombres, es HUMANO. O sea, que si la célula se sigue dividiendo será an todos sus periodos, un ser humano. Embrión, Feto, Recien nacido, niño, adolescente, veinteañero, cuarentón, tercera edad, o cómo lo quieras llamr, todos son seres humanos.
El problema está en la falta de honradez y en la mentalidad hedonista y conformista que existe en la sociedad. Si esto me viene mal lo quito de en medio. Y Si es un incordio para mis planes, ni me lo planteo.
Pienso que debíamos empezar una campaña en los autobuses que dijera: " Probablemente sea un bebé, No lo mates y hazle disfrutar de la vida"
D. Enrique, perdón por la enrrolladura.
a la trampa de lo 16:
Yo también estoy plantado. Y no pienso probar el Cariñena.
¿ Porqué pones esa foto que no corresponde a la realidad y confunde mas a las personas?
En efecto, la foto del ratón puede confundir a los demás ratones.
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