jueves, 27 de mayo de 2010

Consolar a los afligidos (y afligidas)

Entrega solemne de las notas a los alumnos de 2º de bachillerato. Es la penúltima etapa antes de la temida Selectividad.

En el amplio pasillo de la primera planta se forman grupos heterogéneos que comentan los resultados. Algunos hablan en voz muy baja. Otros vociferan sus éxitos o sus fracasos. Entro en una clase medio vacía. Hay siete u ocho chicos y chicas. Se respira un aire de derrota resignada.

—¿Cómo te ha ido?
—Normal.
—¿Cuántas?
—Cinco.
—¿Y tú?

La chica que está a su lado no quiere hablar. Responde con un medalomismo y hace un esfuerzo titánico para contener las lágrimas. Le ofrezco un pañuelo de papel, pero lo rechaza.

—No es nada. Es la alergia.
—¿Tienes alergia al polen?
De pronto, se ríe sin dejar de llorar.
—No, a los cates…

De regreso a casa, me alegro de no ser ya profesor de nada. Con la edad he perdido ese leve instinto criminal* que hace falta para suspender a estos chavales.

Aunque, ahora que lo pienso, creo que sí me cargué a una alumna… Fue hace quince o veinte años y era un examen parcial. Al final le di sobresaliente como a todas.

* o justiciero



3 comentarios:

M Luisa dijo...

pues, mire D Enrique, usted habrá perdido el instinto criminal pero a mí se me está desarrollando la faceta de teniente. Y va bien.

Un abrazo, que estoy cansada, y se me transmitirá un poquito aquello que dice Jesús: "Venid a mí los que estéis cansados y yo os aliviaré"

Anónimo dijo...

Uno, que es profesor de varios grupos de segundo de bachillerato se ve reflejado en lo descrito. Y se intenta ser justo y misericordioso (hasta donde se puede).
Pero claro, aprobar a alguien que no ha hecho nada en todo el curso y que se lo ha pasado "chachipiruli"...no me parece bien por muchas lágrimas (algunas auténticas, otras de cocodrilo) que suelte. Bueno a mí hasta una alumna tuvo una hemorragia nasal -me puso perdido todos los papeles- y acabé con ella en el hospital.
- Hasta te voy a tener que dar las gracias -me dijo-
- Vale. Pero unas gracias acompañadas de estudio.
Y luego están, muchos, que te dan las gracias por haberles ayudado y la satisfacción creciente, ahora que me bajan el sueldo, de sacar gente adelante
Ropegra

Isa dijo...

Jo, ojalá lo hubiera tenido yo de profe...