sábado, 19 de febrero de 2011

El secreto de su sonrisa

Hace tres años Sole escribió este artículo, que reproduzco sin más comentarios
 
En enero de 2006, cuando con más intensidad buscaba yo hacer la voluntad de Dios en mi vida, el Señor me hizo ver que iba a sufrir una enfermedad para la conversión de mi corazón, y quizá la de algunos otros, y para gloria suya. Al poco me diagnosticaron un cáncer, que me trataron con quimioterapia, cirugía y radioterapia.
Ser toda tuya y sólo tuya
Yo buscaba: buscaba la Verdad, en la Eucaristía, en todo lo que es de Él, en la Iglesia, en los sacerdotes, en mi Congregación Mariana. En realidad, le buscaba sólo a Él, a Cristo. Empecé a decirle que quería ser toda suya, y sólo suya. No del mundo, no de la vanidad. Esto es fácil de desear, pero difícil de llevar a cabo porque el mundo te arrastra. Pero a través de la enfermedad, que me obligó a renunciar a tantas cosas –mi imagen, mi trabajo, mis fuerzas- me fui haciendo más a Él. A medida que yo renunciaba a alguna criatura, Él se hacía más fuerte en mi corazón.
Con la ayuda del Señor, de la Virgen María y de toda mi familia, fui encajando el sufrimiento de la debilidad, las llagas, el hospital, y todas las molestias derivadas de la medicación. Al principio tenía miedo a la Cruz, y ese miedo me hacía sufrir más que la propia enfermedad. A menudo me había preguntado, antes de la enfermedad, por qué tantos hombres y mujeres padecen en el mundo, haciéndose partícipes de la Cruz, y yo tenía una vida cómoda. Al entrar a formar parte de los que sufren, me sentí parte del Pueblo del Señor.
Siendo débil en el Señor, notaba más su fortaleza en mí. Entonces se me pasó el miedo. El sufrimiento es superado por el Amor, y al sufrir con Cristo, nos hacemos partícipes de su Amor. Yo le decía al Señor que si me daba fuerzas, saldría de mí misma, le amaría más y también a mi gente. Al mismo tiempo, en el amor de los otros hacia mí, sobre todo en el de mi marido, descubrí el Amor desbordante del Señor. Mi familia se volcó conmigo. Mucha gente me llamó para decirme que rezaba por mí. Yo ofrecía mis dificultades por todos ellos. Así se formó un círculo de oración y de gracia. En los momentos más duros, sólo mi Madre del cielo me ha podido ayudar. Ella, María, me ha aligerado esa carga que cae pesadísima sobre los hombros; Ella sola me ha deshecho el nudo de la garganta, y me ha hecho ver que esto es un encuentro con su Hijo, gracias al cual yo también puedo entonar mi pequeño Magnificat.
El Señor cuenta con nosotros
En Febrero de 2007 me dieron de alta –no definitiva, pero muy esperanzadora- por lo que hicimos planes nuevos. En Junio me detectaron una metástasis en los huesos. La cosa estaba clara: el Señor quería seguir contando conmigo. Mis planes de trabajo y estudio se cayeron. Los planes del Señor, sin embargo, siguieron adelante. Y me hice la siguiente reflexión: ¿qué vida es mejor: la que yo había pensado o la que me impone la enfermedad? La respuesta es que una no es mejor que la otra, pues la bondad no está en lo que se haga, sino en cómo se haga, y sobre todo de Quién vayas acompañado. He visto que de mis cuarenta años, el último ha sido especialmente dulce porque he contado de una forma sorprendente con la presencia de Cristo en mi vida diaria. Y he llegado a preguntarme si debo desear sanar, pues la dulzura de estar con Él me hace pensar en la vida eterna. En la enfermedad siento que el Maestro está conmigo, viviendo los momentos difíciles, y yo con Él participando así de su Cruz. Por eso, la enfermedad es dulce, pues le tengo a Él, le he descubierto a Él en mí. Y yo empiezo a vivir aquí en la tierra, sin mérito mío, las dulzuras de estar con Él en el cielo.
Alegría y ganas de vivir
Yo pensaba, antes de la enfermedad, que la vida era un valle de lágrimas. Desde que estoy enferma, me han entrado unas ansias irresistibles de vivir, de transmitir la alegría que me da sentirme amada por el mismo Dios. Claro que ahora vivo de otra manera, pues tengo al Maestro más cerca. Le pido al Señor que me enseñe a vivir el día, sabiendo que no sé si cuento con el mañana. La respuesta, como siempre, está en el amor. Después de tantos años de ejercicios espirituales, de meditar el Principio y fundamento, me han tenido que atar a una camilla de hospital para entender que un minuto de cansancio extremo, o de simplemente mirar el horizonte, dan gloria a Dios si se ofrecen por amor; que el objetivo de la vida no es ganar dinero, ni una vida exitosa, sino amar, amar, amar, y dejarme amar, dejarme amar, dejarme amar. Y confiar, vivir el día, vivir en cristiano, y transmitir a mi gente, en esta sociedad occidental tan triste y materializada, la alegría del Crucificado (por eso sonríe el Cristo de Javier).
Vivir la enfermedad cerca de la Trinidad
A lo largo de estos meses, he descubierto cómo cada una de las Personas Divinas de la Santísima Trinidad me cobija, me quiere, en la enfermedad de una forma distinta. Entre ellas cubren unas funciones de forma amorosa, y si las escucho a las Tres, la angustia desaparece y se abren camino la paz y la alegría. En Dios Padre, vivo la confianza de saber que Él es mi Padre, que me ha creado, que es todo Poder, todo Saber y todo Bondad, y que por lo tanto no puede haber ningún resquicio de vida ni circunstancia familiar que Él no haya previsto en sus planes de Amor. En Cristo, tengo el único y mejor Maestro de vida, con el que me encuentro a diario en la Eucaristía. Él me va enseñando el camino. En el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, pongo la esperanza de que me sostendrá y me inspirará, como lo viene haciendo, la paz y la alegría de saberme Hija de Dios. A mi Dios, Uno y Trino, por intercesión de la Virgen María, Madre del Salvador, le pido me dé fuerzas, me sostenga y me ayude a ser humilde ante Él. 
Soledad Pérez de Ayala


24 comentarios:

Anónimo dijo...

Esto me va como anillo al dedo, me lo imprimiré y lo leeré despacio, despacio.

Gracias mil

Anónimo dijo...

Gracias D. Enrique.
Esto me recuerda a otra "Sole" que también se nos fue la cielo el 13 de Febrero, y que estará también muy activa...

María dijo...

Que maravilla. Qué gran ayuda me ha supuesto leer esto. Muchas gracias, Don Enrique.

Anónimo dijo...

OLÉEEEEEEEEEEEE¡¡¡¡SOLE AYUDANOS A TENER TU VISION SOBRENATURAL CADA MINUTO.

Anónimo dijo...

Gracias Sole por tu constante ejemplo; por tu sonrisa; por estar siempre pensando en los demás...Y así podria rellenar muchas hojas dándote siempre las gracias. Acuérdate de los que aqui seguimos buscando nuestro Camino.

Anónimo dijo...

Es impresionante; el secreto de su sonrisa... Merece la pena leerlo despacio. Gracias. AC

Luis y Mª Jesús dijo...

...si hay q leerlo despacio

Anónimo dijo...

Sole: Decidle al Señor y a nuestra Madre que habeis visto lágrimas de Alegría en mi rostro.
Gracias.

GAZTELU dijo...

Los comentarios coninuarán, estoy segura, Sole está trabajando desde el cielo como usted muy bien dice en su anterior entrada.

GRACIAS

Unknown dijo...

Gracias a Dios por el extraordinario regalo que nos ha hecho en Sole, por su entereza, su alegría y su ejemplo, que nos hace esforzarnos por ser un poquito más como ella.

DAVID DIAZ CRIADO dijo...

Pues yo claramente me quedo con esto: que el objetivo de la vida no es ganar dinero, ni una vida exitosa, sino amar, amar, amar, y dejarme amar, dejarme amar, dejarme amar. Y confiar...

Yomisma dijo...

Impresiona la sencillez con la que expresa su unión con Dios. En eso se be su santidad. Sole... Aquí estamos todavía, con pocas luces y menos ganas, ayúdanos.

Miriam dijo...

Lo volveré a leer, muchas veces
Gracias¡

Yomisma dijo...

SE VE, VE, VE, eso me pasa por no leer lo que escribo antes de publicarlo... Sorry...

melina dijo...

que bonito Don Enrique!! q gran testimonio de santidad y de aceptacion de la voluntad de Dios. para tenerlo siempre presente y para contar con ella q seguramente desde el Cielo intercedera por nosotros :)

Anónimo dijo...

Impresiona e impacta la fe y el abandona tan grande que tiene en Dios.

Esta mañana lo imprimí y tal cual me lo metí en el bolso. Al medio día comencé a leerlo, despacio, al principio por una cuestión física pero en seguida también comprobé que también por su intenso contenido.
Tras leerlo un par de veces decidí dárselo a mi suegra, casualmente hoy hemos comido con mis suegros. Espero que le sea también de ayuda como me ha servido a mi.

Gracias mil de nuevo.

Yomisma, je,je, en efecto eres medio americana ya.

Anónimo dijo...

Sentencia del buho: ¿a dónde quiere llegar?, me tienen despistada; porque el adaptar la aplicación de la ley según las circunstancias también tiene sus riesgos.
Dejo la traducción para los mas ortodoxos.

@terecarbonell dijo...

Muchas gracias por sus palabras sobre nuestra querida Sole.

Hemos publicado su artículo en nuestra web: www.matersalvatoris.org/congremadrid para que todo el mundo pueda leerlo. Esperamos que no sea un inconveniente para usted.

De nuevo, muchas gracias!!

Anónimo dijo...

para todos nos es sumanente difícil
aceptar la enfermedad, aún nos es mucho difícil, permanecer alegres y serenos a pesar del dolor, sin embargo estas personas, especiales y llenas del Espíritu Santo, no sólo se han encontrado a Jesús sino que se han enamorado de Jesús,han sabido entregarle su dolor, y El la ha respondido dándoles la fuerza y serenidad, para aunque enfermos han sabido decir, Hagase señor tu voluntad,
Un ejemplo de entrega, Elpidio

Papathoma dijo...

Sobre Sole no digo -no puedo decir-nada.

La sentencia del buho, anonima que te desconciertas, la entiendo asi: aplicar la ley en todo su rigor y ejerciendo la justicia al pie de la letra, puede hacernos cometer la mayor de las injusticias.

Recuerdo una pelicula que vi sobre los hermanos Scholl -estudiantes q se oponian al nazismo y que aca
baron guillotinados- en la que se leia al final de la misma algo asi: no debe culparse a los jueces, puesto que se limitaron a aplicar las leyes vigentes. El era universitario y su hermana aun estudiaba en el Instituto...

Recuerdo el profundo malestar que me causo esta sentencia exculpatoria.

yomisma dijo...

La ley extrema es la más grande injusticia. Cicerón. Ni idea a qué se refería...

Anonima de las 20:58 dijo...

Como hice trampa conocía la traducción, por eso mantengo la idea de que aunque puede tener razón la sentencia, la ley (leyes humanas)se tiene que aplicar tal cual es, si nos dedicáramos a adaptarla según las circunstancias estaríamos en manos del relativismo del juez en cuestión de turno.

D.Henry, ¿a qué se refería Cicerón?.

Anónimo dijo...

QUE PEQUEÑA SE SIENTE UNA, ANTE SEMEJANTE EJEMPLO DE MUJER, !!QUE FORTALEZA, !!!! Y AMOR A DIOS,TENIA QUE SALIR EN LAS PORTADAS DE TODO EL MUNDO, PARA QUE LAS ALMAS VEAN QUE GRACIAS A DIOS HAY PERSONAS IMPRESIONANTES EM LAS QUE DIOS ES LO MAS IMPORTANTE,,,, LO DEMAS ES PAJA...GRACIAS POR ESTE BLOG, DON ENRIQUE, ENTRO MUCHO A LEERLO Y ESCRIBO POCO O NADA PERO HOY, HE SENTIDO NECESIDAD INTERIOR, GRACIAS...FDO.AMPARO RDR

paloma dijo...

¡¡¡¡GRACIAS!!!!