Las manos
Al llegar a la Basílica de San Miguel aquella mañana los
ordenandos conocíamos de memoria cada uno de los signos litúrgicos incluidos en
la ceremonia. Habíamos estudiado a fondo el significado de cada palabra y cada
movimiento, y nos disponíamos a vivirlos con la mayor devoción. Han pasado 50
años y no los he olvidado, pero, al escribir estas líneas, recuerdo especialmente
la imposición de las manos y la solemne plegaria de la ordenación.
Presidía la ceremonia don José María García Lahiguera, Arzobispo
de Valencia, que aún no había tomado posesión de su diócesis. Fue un obispo santo
y ya está en marcha su proceso de canonización. Yo sentí sus manos sobre mi
cabeza y note que las apoyaba con fuerza. Era el momento central, la
culminación del rito. El Espíritu Santo pasaba a través de aquellas manos
consagradas. Desde ese instante comenzaba a ser sacerdote.
¿Por qué quiere Dios utilizar las manos de un hombre para trasmitir
su Gracia? La respuesta es evidente: Él ha creado el universo entero con sólo
su palabra, y no precisa de ningún instrumento material para seguir gobernando
el mundo, pero quiere contar con nosotros como contó con un puñado de barro para
dar la vista a un ciego de nacimiento y con el borde de su manto para sanar a
la hemorroísa. Así actúa el Señor. Él ata sus manos a nuestras manos, su lengua
a nuestra lengua, y habla con nuestra voz mostrenca. Y sigue curando enfermos,
resucitando muertos y dándonos cada día el alimento de su Cuerpo y su Sangre.
Estoy seguro de que aquella mañana volví a recordar la pregunta
tan tonta que hice a San Josemaría: "¿Cree usted que yo valgo para
esto?"
Nadie sirve para ser sacerdote. Por eso no hay oficio más humilde:
Dios lo pone todo.
15 comentarios:
Gracias D Enrique poco más se puede decir al contemplar tanta maravilla gracias ¡¡¡
¿Por qué no me escribes, Isabel? Yo podría explicarte con detalle que los sacerdotes no “manejan” las conciencias ni deciden quién es digno y quién no de recibir la gracia. Nuestra tarea es mucho más bonita y más humilde. Tengo la impresión de que buena parte de tus comentarios esconden alguna herida sin cicatrizar.
Muy bien dicho don. Enrique. ¡Vamos! Que si no lo dice usted lo hubiera dicho yo. ¿Manejan? Esto es otro orden de cosas. Las manos es algo ¡Importantisimo! Ya solo en el principio de la Vida. Ayudar a nacer. Los médicos o quien pueda en cualquier poblado en el sitio más remoto es cooperar con ese Don. Y luego es el signo visible para nosotros cegatos de lo sublime. En el Bautismo la mano del sacerdote derrama el agua sobre la cabeza de la criatura y le hace la señal de la cruz con oleo si no me equivoco y antes de morir también unge las manos y los pies. Esas manos que apoyadas sobre la cabeza del que será ministro de Dios. Al que el Espíritu Santo trasmite toda su fuerza y su gracia. Para que pueda hacer todo lo anterior y lo siguiente, como es bendecir los anillos y los esposos. Y por supuesto La ofrenda que se convertirá en Cuerpo y Sangre de Jesucristo. ¡Milagrazo de cada día! Y la Confirmación ¡Todos los sacramentos. Los sacerdotes son instrumentos. Hay que rezar más por ellos. Adiosle-pido
Enhorabuena y muchísimas gracias x todo lo que ha hecho en estos 50 años y... los que quedan.
Al leer todas estas entradas sobre sus bodas de plata, me viene continuamente a la cabeza aquellas palabras de San Josemaría: de que tú y yo nos portemos como Dios quiere, dependen muchas cosas grandes. Y pienso en las muchas cosas que han pasado en la vida de algunas personas que conozco gracias a que usted estaba allí, y luego pienso en las muchísimas que no conozco y a las que habrá usted ayudado tanto o más, y me maravillo.
Bendito sea Dios.
Un abrazo.
Y gracias.
Le escribo desde Chile. Al sur del mundo. Quiero contarle que este sábado 31 una de mis hijas hará la Confirmación. Ella está muy ilusionada porque lo vive como el comienzo conciente de su camino al Cielo. Además fue elegida madrina por su mejor amiga. Fue a la librería y le compró de regalo a su ahijada el libro Pensar por libre. Yo quiero pedirle a ud.que le pida al Señor especialmente por esos dos tesoros: mi hija Claudia y su amiga Asunción.
Gracias!
Y desde acá también rezamos por usted, para tenga salud y conserve ese buen humor que nos hace tan bien
Quiero felicitarle y agradecerle su fidelidad, que no sólo responde a la llamada de Dios, también nos hace participes con ella a los que entramos aquí y nos aprovechamos de cada rayico de Luz que son sus palabras.¡Que el Señor se lo pague!.
18250 días de sacerdocio x al menos 50 avemarías que tiene un rosario salen 912.000 avemarias . Y cuando uno implora a la Madre de Dios probablemente no sea digno pero la Virgen hace que salga todo bien .
Gracias D Enrique
hoy charlando con un amigo que me guía, me pide que intente ofrecer los pequeños sufrimientos de salud y me dedique a la tarea que el Señor me ha encomendado aquí, que está clarísima. Yo le pregunté si voy a estar a la altura de lo que el Señor espera, y me ha contestado que no, en absoluto. Pero que lo haré bien si dejo actuar al Espíritu Santo en mi.
Entonces le conté su conversación con S. Josemaría. La entendió perfectamente.
(Con la venia)
Cada Sacerdote cuando perdona los pecados, sólo es instrumento, porque es el mismo Dios quien perdona, quien da la Gracia Santificante, quien te da de nuevo la oportunidad de ser feliz y estar en paz. Y así con todos sus actos como tales. Todos somos merecedores de la Gracia, porque el Señor nos rescató con su Muerte y Resurrección.
Las las"condiciones" no las pone el Sacerdote sino la Iglesia y las recoge muy bien el Catecismo.
El Señor te quiere muchísimo más de lo que tú te crees. Para empezar porque te creó, te hizo hija suya por el bautismo. Créeme,a nadie se le quiere como se quiere a un hijo. Es un amor incondicional, desinteresado, libre y eterno.
Don Enrique! Muchísimas felicidades muchísimas gracias por todo!! Un abrazo muy fuerte desde Valencia.
Hoy es el gran día. Muchísimas felicidades y, sobre todo, ¡GRACIAS!
Muchas felicidades!!!
Aunque sea con retraso Muchisimas Felicidades Pater!!!
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