Me ocurrió ayer sábado a las 12
del mediodía
No recuerdo
su nombre. Suena algo así como "Yuba" y es nigeriano. Dice que llegó
a España "hace mucho", pero lo cierto es que habla un castellano muy
pintoresco. Tiende a cambiar una palabra por otra con gran seguridad.
—Hoy llora
mucho —me dice como saludo—.
Creo que se
refiere a la lluvia, porque señala al cielo y a su propia ropa, que está
completamente empapada.
Yo he
detenido el coche junto al parquímetro, pero compruebo que me he dejado las
monedas en casa. Tendré que cambiar un billete en el bar. Yuba capta el problema
al instante y me dice:
—Tú me diste
un euro semana pasada, papa, ¿sí?
—Eso creo.
—Yo ahora te
doy euro para el coche. Ya volverás.
Con gran
pericia, empieza a manipular el parquímetro. Pone el número de la matrícula, inserta un euro en la ranura correspondiente y me entrega el tíquet.
—Muchísimas
gracias. Dentro de media hora estaré de vuelta. No te alejes y te devuelvo el
euro.
Yuba me
dedica su mejor sonrisa:
—No importa,
papa. Ahora somos clientes.
A saber lo que ha querido decir.
6 comentarios:
Dicen, don Enrique, que quien siembra vientos recoge tempestades. Usted siembra brisas y recoge lluvias frescas que traen brotes nuevos.
Habría empezado el comentario con un "¡Jajajaja!", pero como sé que no le gustan, imagíneme leyendo esta entrada con una gran sonrisa en la cara.
Eso de que hoy llora mucho ya se lo han dicho antes. Me parece.
Acaba de firmar un acuerdo comercial de los que no se rompen fácilmente.
Y le ha hecho papa sin cónclave ni nada.
Detalles Divinos de lo urbano...
Gesto heroico de ese chico. Tiene mas valor ese euro del pobre que esta en la calle pidiendo que un donativo multimillonario. Que leccion chaval gracias .
Publicar un comentario