Hoy me veo como
una vieja cisterna vacía y reseca, incapaz de calmar la sed de los que vienen a oírme.
Ellos tienen derecho a encontrar en mis palabras un poco de aquella agua viva
que Jesús prometió a la Samaritana, el agua que "salta hasta la vida
eterna". ¡Si tuviera al menos una gota…!
Llego al
oratorio con unos viejos papeles en la mano. Son ceniza, frases que tuvieron
sentido en otro tiempo y hoy apenas me dicen nada. De rodillas ante el Sagrario
hago la oración preparatoria. Me siento frente a la mesa y agarro con la mano
derecha el pequeño crucifijo de latón.
Empiezo a hablar
despacio, en voz tan baja que yo mismo no me oigo. Leo unas palabras del Evangelio
y la cisterna empieza a llenarse de agua hasta rebosar por todas partes. Es un
torrente impetuoso que no sé de dónde viene, pero aparece siempre que lo
necesito. Trato de encauzarlo, de remansarlo en el corazón para soltarlo luego
y que llegue hasta la última fila, hasta aquel que dormita al fondo de la
capilla.
Termino la
meditación avergonzado. Ojalá nadie me comente nada. Ahora yo mismo puedo beber
de esa agua embalsada.
13 comentarios:
Gracias!!
Acabo de volver de la Adoración Nocturna y leer esta entrada me ha gustado mucho, me he sentido algo identificada con el de la última fila me temo, pero lo importante es hacer compañía al Señor.
Qué suerte tienen los de todas las filas!
Bueno Pater .emocionante , cada vez creo más pir estos testimonios y en cambio no entiendo la mitad de los misterios de la fe.Un abrazo con cariño Pater
Es importante que llegue hasta la última fila. Si no hay nadie ahí es que el oratorio está vacío.
Muito obrigado D. Henrique. Como o senhor bem sabe, todos nos sentimos assim às vezes. E então continuamos e vemos que a água renasce, porque não é nossa.
Que suerte la del que está ahí, aunque sea en la última fila.
¿Durmiendo? Me consuela que el Evangelio narra su sueño profundo en momentos decisivos y es San Pedro
Aquí servidora,una sedienta de conocer mejor a Dios nuestro Señor.
Es lo que siento al leer el globo.
Muchas gracias!!!
Dios se sirve de todo para llenar hasta rebosar... No hay mérito si dejamos hacer.... Y como decía, me parece q d. Alvaro, o a d. Alvaro iba dirigido, como en las operaciones dormido es como mejor te curan, para dejar hacer al médico sin poner resistencias, que da el miedo a ser curados, dormirse por aburrimiento, es otra cosa, el se lo pierde...
¡Vaya, una cisterna de oro desde la que salpican pepitas de oro! Eso me suena a la bodas del gran rey... Muchas gracias, hasta la foto lo refleja
El Espíritu Santo llenó su cisterna de aguas vivas, porque su corazón estaba bien dispuesto. No se avergüence, don Enrique, es un regalo de Dios. Y si ahora me va a decir que no lo merece, le digo que ¿quién merece cualquier regalo de Dios? Nadie, pero Él nos los da, porque nos quiere mucho.
Es que... la oración preparatoria nunca falla.
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