Viejas glorias de Gaztelueta
Ayer a las seis y media de la tarde se nos casó Elena, la cuarta, según mis cáculos, de la tribu Ordovás. Hablé de esta tribu aquí hace casi dos años. Su novio, Javier, un tipo grandón y cariñoso, estaba todo lo nervioso que requerían las circunstancias. Elena, en cambio, no alteró su sonrisa de triunfo ni un sólo instante.
Leímos la parábola de la casa fundada sobre piedra y la casa del insensato que se derrumba porque estaba edificada sobre arena. Elena y Javier han fundado bien su hogar; sobre la roca firme de la fe. Su casa será sólida, alegre y luminosa.
Desde la Iglesia de San Fermín de los Navarros salí escopetado hacia Retamar. El Gps, que es uno de los inventos más útiles del siglo, me transportó con toda precisión y rapidez, a pesar de que se trata de un trayecto largo y complicado.
En Retamar nos reunimos todos los años los antiguos alumnos de Gaztelueta residentes en Madrid. Esta vez, Jose Escudero y yo concelebramos un Funeral por los dos últimos profesores que se nos han ido: Vicente Garín y don Jesús Urteaga.
Como estábamos en familia (una familia bien numerosa, por cierto), mi homilía fue sencilla, íntima llena de recuerdos. Creo que los asistentes se conmovieron un poco. Yo también, aunque lo disimulara.
Luego, la cena. Allí estaba también don Francisco Vives, el segundo capellán de Gaztelueta, y chicos de mi edad que ya tienen nietos en el colegio... Es la vida.
Al final nos pusieron un video lleno de recuerdos del Jurásico, que me apresuré a robar antes de regresar a casa.
El Gps volvió a portarse bien. Ya en mi habitación, me senté frente al ordenador y en pocos segundos caí profundamente dormido.
Al despertar se había reproducido la tortícolis.
No me llaméis "blog". Soy un globo que vuela a su aire, se renueva cada día y admite toda clase de pasajeros con tal que sean respetuosos y educados, y cuiden la ortografía. Me pilota desde hace algunos años un cura que trata de escribir con sentido sobrenatural, con sentido común y a veces con sentido del humor.
sábado, 26 de septiembre de 2009
Boda, Funeral y cena
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4 comentarios:
Dia completo.
Ay! Las Ordovas, que familia tan encantadora! A Maria y Ana un beso gordo, que son con las que mas trate. Recuerdo a Lucia siempre sonriente con sus pequitas y su pelo súper rubio, y Elena igual. Creo que por aquella época debió nacer Maite y Carmen debía ser chiquitita. Cuantas conversaciones de adolescentes con las mayores! Me alegro volver a saber de ellas.
Seguimos ingresadas con buena pinta.
A eso se le llama aprovechar el tiempo...
Anoche volví de Alemania. Me estoy poniendo al día, por así decirlo. Sobre su tortícolis, sólo querría cantarle aquello del "baterflai pílooou". Y sobre su GPS, seguro que en las curvas le rice eso de "a rrrassss".
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