sábado, 6 de julio de 2019

Fobias y fobios



Me dice Pepe en un largo whatsapp (de ahora en adelante lo llamaré guachap) que he sido muy valiente por "meterme" con el orgullo gay, y asegura que me van a tildar de homófobo.
Meterme, meterme…  No lo veo. ¿Qué he dicho que resulte tan ofensivo? ¿que han salido del toril más que del armario? Si supieran el afecto que yo profeso a los toros y a las toras no se enfadarían. Es verdad que vienen en plan un pelín belicoso, pero lo mismo les pasa a los hinchas del Liverpool y no por eso les tengo fobia. Sería redundante y divertido que alguno me agrediera por llamarle agresivo.
Siempre he creído que las fobias son síndromes que deben ser tratados en el sillón del psiquiatra. Al menos eso sugiere el diccionario de la Real Academia. Yo creo estar libre, por ahora, de tan incómoda dolencia. Sólo tengo un poquito de fobia al humo del tabaco ajeno —o sea que soy humófobo—, a las hamburguesas y a la música de Wagner. A otro nivel menos grave, me produce cierta alergia al idioma políticamente correcto y eso que llaman "lenguaje inclusivo", ya sabéis, ciudadanos y ciudadanas, diputados y diputadas, chubascos y chubascas, etc.
Gracias, Pepe, por suponer que soy valiente. Te equivocas, pero me encanta. 

2 comentarios:

Lucena dijo...

Está bien eso de los chubascos y chubascas. Se lo copio.

Antuán dijo...

Tiene mucha gracia, esto de españolizarnos. Empecemos por nuestro lenguaje. Aunque siempre habrá expresiones que usan los políticos que te dejan con los pies fríos y la cabeza caliente. Lo de las fobias es realmente curioso si te encuentras con alguien que la padece, ya sea: manía, aversión, repulsión lo mejor es el silencio si quieres evitar una discusión. Ni te digo si es alguien histérica o histérico. Desde luego que deberían ir al siquiatra pero lo mejor o lo pero es que esta gentecilla nunca reconocen esa pequeña enfermedad y no irán por que les parece que no la sufren, que es problema de los demás. De los otros. Osea que mucho ánimo. Adiosle