miércoles, 10 de julio de 2019

Las colas de la farmacia


La judería

Tenía que ir a la farmacia, y aunque en Ortigosa hay una espléndida, he preferido acercarme a Segovia para dar un paseo por el barrio medieval.
El tiempo acompaña. Esta noche ha refrescado bastante, y queda en el aire como un recuerdo amable de la primavera. Una señora muy atenta me acompaña hasta misma la puerta de la vieja sinagoga y en pocas palabras me dibuja un buen itinerario turístico para los tres cuartos de hora que tengo hoy a mi disposición.
—También puede almorzar en La judería, que es un restaurante especial; no sirven cochinillo ni cordero. Hay mucha cosa oriental, ¿sabe?
La mujer quiere seguir acompañándome y no deja de hablar en un castellano perfecto aunque un tanto agobiante. Yo trato de no ser grosero; le doy las gracias tres o cuatro veces más y logro desprenderme, al fin, de su afectuosa compañía.
Media hora después entro en una farmacia bastante concurrida. Enseguida me hago cargo de la situación: dos empleadas atienden a los clientes alineados en dos colas. La más corta esta a mi izquierda y está compuesta sólo de dos personas; dos señoras de mediana edad. En la cola de la derecha no hay mujeres; solo cuatro hombres silenciosos y, en último lugar, un chico de unos quince años que luce una camiseta del Real Madrid.
—¿En qué cola me pongo? —le pregunto al chaval—.
—Conmigo. Las tías son más lentas.
Al salir de la farmacia, la dependienta aún no ha terminado de negociar con la primera señora un acuerdo sobre el tratamiento para sus problemas de piel, que ya son conocidos por toda la concurrencia.
—¿Lo ve? —me dice el chaval—.
—Lo veo.

7 comentarios:

Fernando Q. dijo...

queridos amigos, ruego una oración por una chica joven supernumeraria que ha tenido un accidente mientras estaba de Reiro en Pozoalbero. Esta muy malita, la pobre.
El Señor sabe, claro que sí.

Merche dijo...

Cuenta con mi oración.

Merche dijo...

¿Qué pajarillo es ese de su perfil, don Enrique? Parece un dragón con esos picos en la espalda. Es muy curioso.

Antuán dijo...

Fernando rezaré por tu chica. Esta tarde especialmente por que estaré un rato de retiro corto. Pero suficiente para echar unas palabritas con Dios Nuestro Señor. Don Enrique osea que el barrio judío. Yo también estuve alguna vez ahí. Me encanta perderme por las ciudades en las que he estado. Porque también hice parte del Camino de Santiago y ahí es mejor no perderse del grupo. Pero una vez que fui con un grupo a Burgos; todo mi empeño era visitar a uno/as amigas de Boceguillas que estudiaron allí y se quedaron parte de la familia. y mientras el grupo se metía en la catedral. Me fui... tenía las señas era preguntar. y en tres calles para un lado y tres para otro llegué. Nos tomamos un chocolate con curros abajo que no tardo nada el hombre en hacerlo y volví. Esto es de familia. Carmelo necesita pasaporte y lo llena y mi hermana también se fue cuando nos dejo criaditos a sus 25 años a estudiar a Barcelona, delineante, luego se vino a Madrid y mis padres en Roma con la estampa de san Josemaria cuando me dijeron que se iban con una expedición les dije que preguntaran y fueron. Y eso. Rezaré por todos. Adiosle-pido

Enrique Monasterio dijo...

Es un modesto colirrojo, un pájaro muy común. Aquí está desplegando un ala y las plumas remeras producen un extraño efecto

Merche dijo...

Gracias don Enrique. No me había fijado que los "picos de dragón" era el ala desplegada.

Fernando Q. dijo...

gracias por las oraciones. El Señor ha decidido llevársela con Él. Descanse en Paz.