martes, 22 de septiembre de 2009

Quevedo


A
lo mejor os cuento un día de estos por qué copio hoy en el blog este poema. Es un bellísimo soneto de Quevedo, no tan conocido como otros, pero en todo caso, magnífico.




Amor impreso en el alma
que dura después de las cenizas



Si hija de mi amor mi muerte fuese,
¡qué parto tan dichoso que sería
el de mi amor contra la vida mía!
¡Que gloria, que el morir de amar naciese!

Llevara yo en el alma adonde fuese
el fuego en que me abraso, y guardaría
su llama fiel con la ceniza fría
en el mismo sepulcro en que durmiese.

De esa otra parte de la muerte dura,
vivirán en mi sombra mis cuidados,
y más allá del Lethe mi memoria.

Triunfará del olvido tu hermosura;
mi pura fe y ardiente, de los hados;
y el no ser, por amar, será mi gloria.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Un blog precioso el tuyo, felicidades.

Almudena dijo...

Gracias. (¡a ver quién es la guapa que comenta algo así...!)

Anónimo dijo...

del amor de Dios/alma enamorada y del cielo?

Rosa dijo...

"Amor constante más allá de la muerte"


Cerrar podrá mis ojos la postrera
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora a su afán ansioso lisonjera;

Mas no, de esotra parte, en la ribera,
Dejará la memoria, en donde ardía:
Nadar sabe mi llama el agua fría,
Y perder el respeto a ley severa.

Alma a quien todo un dios prisión ha sido,
Venas que humor a tanto fuego han dado,
Medulas que han gloriosamente ardido:

Su cuerpo dejará no su cuidado;
Serán ceniza, mas tendrá sentido;
Polvo serán, mas polvo enamorado.


FRANCISCO DE QUEVEDO (1580-1645)