viernes, 11 de septiembre de 2009

¿Quién soy?

Nueve y veinte de la noche. Calle Velázquez de Madrid. Salgo del portal y trato de recordar dónde he dejado el automóvil. Cualquier día de estos me quedo con la memoria en blanco y tengo que volver a casa haciendo autostop.

En la terraza de la cafetería, a mi derecha, hay un grupo de chavales frente a unas tentadoras cañas de cerveza. Al verme, se pone en pie una chica tan alta como yo y se me acerca con una sonrisa esplendorosa.

—¡Don Enrique!, a que no sabe quién soy.

Me viene a la cabeza un artículo que escribió mi tocayo García-Máiquez a propósito de esta interpelación tan frecuente como incómoda. Creo recordar que Enrique proponía salidas urbanas y civilizadas. Yo, a estas horas de la noche, siento la llamada del surrealismo.

—Por supuesto —le digo—. Eres el Arcángel San Gabriel.

Como ni siquiera esbozo una sonrisa, la chica no sabe qué pensar; quizá que he perdido el juicio. Se ruboriza un poco, y muy bajito contesta:

—No. Soy Marta…

—¿Estás segura?

Hemos terminado riéndonos. Claro que ni siquiera ahora sé de qué puedo conocer yo a ese pívot femenino con aspecto arcangélico.

Menos mal que he recordado dónde dejé el coche.


10 comentarios:

E. G-Máiquez dijo...

Oh, el surrealismo. Qué maravillosa salida. La intentaré, con su permiso.

Por si alguno de sus lectores quiere saber de qué artículo habla y de quién, pongo un enlace, con su permiso.

Isa dijo...

¡Me parto de risa con sus salidas, don enrique! Y lo más gracioso es que aún no sabe quién es...¡con la memoria que tiene! eso es porque estaba cansado a esas horas...

Anónimo dijo...

He de reconocer que la foto de su post de hoy, me gusta de forma especial, je je.
Eso de la mala memoria es algo tan común, que realmente sirve de consuelo ver que hasta un sacerdote santo puede tener mala memoria. Cada vez que no me acuerde dónde aparqué mi coche, me acordaré de Ud.
Saludos.

Carmen dijo...

Gracias por compartir su humor.
Un saludo
MCF

Antecedente dijo...

Con su permiso, fui testigo de la siguiente anécdota este verano: mi padre enfermo, débil de cabeza y viene el sacerdote a casa a darle la Sagrada Forma. Le dice primero que debe ponerse a bien con Dios. Mi padre dice que sí, por supuesto. Según nos cuenta luego, con la sonrisa en los labios:

Esto no me ha pasado nunca..el Padre me dijo que cuáles eran mis pecados y yo me quedé en blanco, así que le contesté que "lo primero que he de confesar, Padre, es que no tengo Memoria". Ahí acabó todo y fui absuelto de todas mis faltas.

Pierre Nodoyuna dijo...

Alguna ventaja tiene que tener el alzheimer....

Clara dijo...

jeje, me encanta la inocencia y delicadeza de Marta.

Anónimo dijo...

Mi madre, en su caso, habría sonreído ,habría mirado a los ojos y simplemente habría asentido con la cabeza...y cuando hubiera llegado a casa nos habría dicho..."me he encontrado a alguien que se supone conozco...era encantadora".
Lo suele hacer cada día...suple su falta de memoria con mucho cariño...y le funciona.

Jesed dijo...

Padre no saba como le comprendo¡¡¡¡ Soy catequista y monitora de ocio y tiempo libre desde hace años, hay chicas jovenes que me hacen esa pregunta y siempre quedo mal.... nunca me acuerdo del nombre¡¡¡¡
a ver te conici siendo nua pre-adolescente y ahora con 18 o 20 años has cambiado tanto que no puedo reconocerte. Te conoci siendo una niña ahora pareces ya una mujer.
A partir de ahora optare como usted, por el surrealismo.
gracias por la idea

AleMamá dijo...

No puede haber pregunta más angustiosa para mi que soy una pésima fisonomista. He optado por decirlo a todos y pedir que no se ofendan...