viernes, 21 de diciembre de 2007

Sin noticias



Desde que estoy en Asturias no he leído el periódico ni he visto la tele. Tampoco he oído la radio, que en Madrid es casi mi única fuente de información.

No suelo utilizar Internet para enterarme de lo que pasa en el mundo, pero hoy he buscado los titulares de las “últimas noticias” seleccionadas por Google, y compruebo que el gobierno dice, que la oposición responde, que un ministro declara, que una ministra revela, que alguien interpela, que otro recusa y el de más allá exige… Y las frases. Cuanto más redondas, más tontas.

Es el mundo virtual de la política que, a veces —sólo a veces— tiene algo que ver con la vida real.

Además están las fotos, claro. Y los videos. La imagen. Sonrisas metálicas, apretones de manos, gestos seductores, miradas interesantes, peinados esculpidos, cabezas que se estiran en la segunda fila, camisas recién planchadas.

Y eso que llaman “sucesos”, como si todo lo demás no hubiese sucedido nunca: una mujer apuñalada, un papá condenado por abofetear a su hija; una sentencia que levanta pitos y aplausos, una juez (me niego a escribir jueza) que sonríe a la prensa, Lady Di y su novio, que siguen muriéndose año tras año…

Y dentro de cuatro días, Navidad. Ésta es la noticia, aunque no se haya enterado ni Papá Noel.

Ahora caigo en que aún no he escrito la carta a los Reyes Magos. ¿Leerán sus barbadas majestades este modesto blog? El año pasado me trajeron un sombrero impermeable que me ha sido muy útil para los pocos días de lluvia que nos ha deparado el cambio climático. Este año me gustaría tener música para el coche. A ser posible, música coral y si además fuese de Mendelssohn, tanto mejor.

Mientras tanto hago mío aquel eslogan que sirvió para anunciar algo que ya no recuerdo: La Navidad es el mejor regalo.

—Por supuesto, —responde Kloster, que, por una vez, me da la razón—, pero habrá que pedir también la paz del mundo, el fin del terrorismo, salud para todos, que termine el hambre...

—Me temo, querido colega, que esas peticiones tan sonoras y tan correctas no están al alcance de los Magos. Habrá que apelar a instancias superiores y pedir en voz muy baja al Niño del pesebre que nos haga entender que todo eso está en nuestras manos, y sólo en las nuestras.

2 comentarios:

alejops dijo...

Como dice el refrán, a Dios rogando y con el mazo dando.

Benita Pérez-Pardo dijo...

Estoy convencida que leen los blogs. Éste seguro. Son magos...