Había olvidado la anécdota, y la he recordado de pronto esta mañana cuando el conductor de un "Polo" igualito que el mío ha abierto la ventanilla y me ha gritado en un semáforo de La Castellana:
—¡Buen coche, Padre. Usted sí que sabe!
No he tenido tiempo de agradecer su discutible afirmación; pero me han venido a la memoria algunos sucesos similares. El más pintoresco, aquel de Valencia... ¿Qué año sería?
Estaba yo recién ordenado sacerdote, e iba la mar de limpito y planchado por la acera del que entonces se llamaba "Paseo Valencia al Mar",cuando se detuvo a mi lado un automóvil. El conductor —un chaval joven, que iba acompañado por otros de su edad—, me llamó con un gesto. Yo me acerqué a la ventanilla.
—Oiga, ¿sabe dónde está el cementerio?
No tuve tiempo de contestar. Mi interlocutor dijo un par de ordinarieces entre risotadas e, intercalando alusiones glandulares de carácter obsceno, nombró a mis parientes más próximos. Luego pisó el acelerador del vehículo con viril energía.
Lamentablemente el acelerón no le sentó bien al Seat. El coche galopó unos metros sobre el asfalto como un camello enfurecido y se quedó más muerto que una piedra en medio de la calzada.
Como digo, por entonces yo era muy joven. Debería haberme limitado a sonreír o incluso a ofrecerles mis servicios espirituales con espíritu de mansedumbre; pero me temo que no fui capaz. Tened en cuenta, además, que acababa de llegar de Italia, una tierra rica en todo tipo de imprecaciones gestuales.
Pasé junto al coche accidentado, y me porté mal. No me arrepiento, pero hoy habría sido distinto.
No me llaméis "blog". Soy un globo que vuela a su aire, se renueva cada día y admite toda clase de pasajeros con tal que sean respetuosos y educados, y cuiden la ortografía. Me pilota desde hace algunos años un cura que trata de escribir con sentido sobrenatural, con sentido común y a veces con sentido del humor.
viernes, 24 de octubre de 2008
Anécdotas urbanas
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10 comentarios:
Yo creo que se portó como requerían las circunstancias. Habría sido una pena no rematar a gol.
Dios castiga y no con palos.
Habría que ver también qué fue "portarse mal" para usted en aquel momento. De todas maneras, hay muchas formas de decir las cosas y un buen corte a tiempo puede dar mucho que pensar. Y si lleva algo de sentido del humor... entonces, eso sí que es un remate "a gol", como dice Jesús.
A mí me encanta pensar que con sentido del humor se puede decir casi de todo en esta vida. Aunque uno esté muy dolido...
Posiblemente Dios pensó mandarlos al cementerio en ese instante pero, como tiene más reflejos que nosotros, cambió de idea.D Enrique, usted arrepiéntase, que aquello ya lo tiene más que superado.
Me habría gustado presenciarlo, seguro que al lado de los improperios que le echaron,los suyos eran flores,je,je.
Como dicen mis hijos: la tenía en el manchón del penal....
Pero como dicen los otros, habría que ver que significa "portarse mal"...
Lo que sí es que seguro los chavales del carro deben haber querido que los tragase la tierra, seguro que se acuerdan de la anécdota al día de hoy.
Jejejejeje yo les hubiera dicho "el cementerio no lo sé, pero hay un taller girando la tercera calle a la derecha".
A lo mjeor se refería al cementerio de coches. También se llama así al desguace.
Vaya, vaya, vaya. La novia de superlópez va a tener razón. Voy a tener que pasar por aquí más a menudo.
jajaja buena anécdota, solo que demasiado censurada ;-) ¡No sé crea! Así estuvo apenas bien.
¡Salud y Tequila!
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