miércoles, 1 de octubre de 2008

Los bebés se desarrollan, no se fabrican

Por Richard Stith, profesor de la Valparaiso University School of Law.

El artículo es largo, pero vale la pena leerlo entero. Hemos hablado mucho de esta cuestión durante las últimas semanas, pero es preciso seguir sin cansarse porque la epidemia del aborto (y la eutanasia que viene) es lo más grave que le está ocurriendo a esta civilización decrépita que ya empieza a agonizar. Yo sé que todos los lectores de este blog sois defensores de la vida humana, pero precisamente por eso nos interesa renovar los argumentos, cargarnos de razón y de razones.




En
diciembre de 2005 el New York Times publicó un artículo donde el sociólogo Dalton Conley afirmaba que “la mayoría de los americanos ve al feto como un individuo en construcción”. Esta idea está de moda entre los partidarios del aborto, y explica por qué tanta gente buena encuentra absurdos o irracionales los argumentos manejados por los pro-vida.

Pensemos en algo que pueda ser hecho o fabricado: una casa, un artículo científico o un coche. ¿En qué momento de la cadena de montaje podemos decir que hay coche? Algunos dirán que el coche existe desde que se reconoce su forma. Otros atenderán a criterios funcionales: hay coche cuando se instala el motor o se ponen las ruedas. Y también habrá quienes piensen que sólo existe el coche cuando circula por la calle.

Pero probablemente todos coincidiremos en una cosa: nadie va a decir que el coche existe al comienzo de la cadena de montaje, cuando el primer tornillo se une a la primera tuerca. La unión de dos piezas de metal no se corresponde con la idea de coche.

La idea “construccionista”

Esta es la manera en que mucha gente se imagina el comienzo de la vida humana. Al principio del proceso no hay casa ni coche ni ser humano. Algunos piensan que el bebé debe tener toda la protección posible, pero sólo desde el momento en que está fabricado.


¿Qué ocurre cuando nuestros amigos “construccionistas” oyen decir que un embrión tiene el mismo derecho a vivir que una persona adulta? El periodista Michael Kinsley refleja muy bien esta postura en el Washington Post: “Me cuesta creer que un puñado de células –más primitivo incluso que una lombriz– tiene los mismos derechos que el lector de este artículo”.

Hay algo de verdad en ese argumento: nada puede ser una cosa bien definida hasta que no adopta su forma completa. Y la forma de una cosa “en construcción” es algo impuesto desde fuera. Lo que no entiende Kinsley es que en el desarrollo de un bebé, la forma está ahí desde el momento de la concepción.


Por eso, es una incoherencia que algunas personas como el candidato republicano John McCain aseguren que hay vida humana desde el momento de la concepción y, al mismo tiempo, defiendan y apoyen la investigación con células madre embrionarias.

Humano desde el principio

Comparar el nacimiento de un bebé con el proceso de fabricación de un coche puede ser una imagen bonita, pero es totalmente equivocada. A diferencia de lo que ocurre con las cosas, a los seres humanos nadie nos fabrica. Ni siquiera Dios nos fabrica. No existe un constructor externo porque la vida humana no se hace, sino que se desarrolla.


En la construcción, la forma que define a la cosa va apareciendo de manera progresiva, en la medida en que se le van añadiendo detalles desde fuera. En el desarrollo, en cambio, el principio vital (eso que en la tradición cristiana se llama “alma”) está desde el principio.


A los organismos vivos no se les forma ni se les define desde fuera. Se definen y se forman a sí mismos. La naturaleza o forma de un ser vivo está en sus genes desde el principio, y esa forma empieza a manifestarse desde el primer momento de su existencia. Los embriones no necesitan ser modelados según un tipo de ser. Ya son un tipo de ser.


Para que se vea más claro, propongo otro ejemplo gráfico. Supongamos que usted tiene una cámara Polaroid y que hace una foto única e irrepetible, por ejemplo, una pantera en mitad de una jungla. Antes de revelarla, un amigo le coge la foto y se la rompe. Cuando usted le regaña, él se defiende diciendo que sólo veía una mancha borrosa. Sin embargo, usted sabe que la pantera estaba ahí. Incluso aunque no la pudiéramos ver.

¿Por qué a veces nos parece preferible la idea del ser humano “en construcción” y otras, en cambio, pensamos que es mejor la del desarrollo? La visión “construccionista” resulta atractiva siempre que apartamos de nuestra mente el pensamiento del futuro; es fácil caer en el “construccionismo” cuando nos fijamos en la apariencia del embrión o del feto, sin tener en cuenta el desarrollo intencional.

Ahora bien, cuando miramos hacia atrás en el tiempo comprobamos que la idea del desarrollo es mucho más convincente. Si supiéramos que la mancha borrosa que aparece en la Polaroid es una pantera, su amigo no habría roto la foto. Ocurriría lo mismo si tuviéramos una fotografía de lo que algunos creen que es una masa de células. Diríamos: “¡Mira, Jim, ése eres tú!”

Deconstruir al discapacitado

La idea del ser humano “en construcción” está también en la base del debate sobre la eutanasia. Si un Corvette empieza a ser desmantelado, habrá un momento en que dejemos de decir que eso es un coche. Si a alguno de nosotros nos dieran un motor o unas ruedas, ¿diríamos que es un Corvette? Evidentemente no.


Pero la vida humana no funciona así. La naturaleza de una criatura viviente perdura con independencia de cuál sea su aspecto y su función. Mientras un discapacitado continúe siendo algo unificado (es decir, mientras permanezca con vida), ahí hay una persona y no simplemente un puñado de células.

En efecto, una persona en estado vegetativo continúa siendo un ser humano hasta el momento de su muerte. Por esta razón, nos parece trágica su situación: porque tiene una naturaleza humana completamente frustrada. En cambio, los vegetales de verdad no nos dan pena. A nadie se le ocurre decirle a una lechuga: ¡pobre vegetal!

Algunos de nosotros terminaremos siendo unos discapacitados como consecuencia de un accidente o de la edad. No podremos desarrollar bien nuestra capacidad de hablar, de razonar, de elegir o de querer. Entonces nuestra humanidad estará escondida al igual que cuando fuimos concebidos, pero eso no significa que no estemos ahí.

Publicado por ACEprensa.

4 comentarios:

Luis y Mª Jesús dijo...

Desconocia esta perpectiva. Yo creo que el mal entra de la mano de la ignoracia y una vez que se ha hecho sitio enseña su verdadera cara (cínico y prepotente). Estoy convencido que todos (incluidos los que lo apoyan) ya sabemos que el aborto es un crimen.

Anónimo dijo...

Además, ¿quién decide en qué momento está el hombre completamente construido? ¿cuáles son los requisitos mínimos para decir que una persona es completa? porque un bebé es un auténtico discapacitado e inútil, por mucha ternura que nos cause. Más que muchos ancianos, a los que alguna gente considera inútiles. Aproximadamente igual que una persona en estado vegetativo.
De manera que establecer en los seres humanos límites en su construcción es un tema peliagudo.

Adoptar criterios de utilidad es peligrosísimo. Util ¿para qué?, nos podíamos preguntar. Porque yo encuentro que hay mucha gente "aparentemente util", que si desapareciera, el mundo iría mejor. Podríamos pensar en los criminales.

Al fin, o aceptamos que los seres humanos valemos por el hecho de ser, o cualquier otro criterio acaba siendo discriminatorio, materialista, por conveniencia, egoista, etc, etc, como de hecho ya lo es al aborto.

Juanma Suárez dijo...

Yo siempre he pensado que cada ser humano tiene (y voy a hablar a nivel "terrestre", sin nombrar a Dios ni al alma) una cosa que le hace ser distinto de los demás: su ADN, su cadena genética. Los genes de cada persona son algo que permanecen inmutables desde el principio hasta el final. Y el principio es la fecundación del óvulo.

Si damos una cadena genética a un científico sin decirle lo que es, él podría asegurarnos de qué criatura se trata, pero no nos podrá decir su edad (estoy hablando sin tener los suficientes conocimientos; si algún científico me lee y cree que estoy equivocadao, por favor, que lo diga). ¿Qué quiero decir? Que el ser humano lo es DESDE EL PRINCIPIO.

Hace poco, en un foro, escribía que, a menudo, los abortistas, se escudan es que ese grupo de células no tiene forma humana, y yo argumentaba con una pregunta: ¿qué es "forma humana"? ¿Una cabeza, dos brazos, dos piernas, dos ojos, veinte dedos...? Bien. Pues eliminemos a los paralímpicos: no son humanos según esa visión. Lo eran, pero han dejado de serlo. ¿O es que no se deja de ser humano por que no se esté completo?

Anónimo dijo...

Toda la informacion genetica (contenida en el ADN) de la persona en cuestion esta en el embrion desde el primer momento. Eso lo deberia saber cualquier cientifico, aunque algunos no lo quieran reconocer.