Los contertulios estaban contentos. Ella, la directora del programa, parecía sobreexcitada y juguetona. Yo, que la oía por la radio del coche, me la imaginaba con las mejillas encendidas por el éxito del debate. Los otros tres —una ilustre escritora, un “artista” no recuerdo de qué, y un político retirado a la fuerza— charlaban de mil asuntos variados que ya no puedo recordar.
Cada vez que oigo una de esas tertulias que proliferan en las ondas me acuerdo de San Pablo y su encuentro con los intelectuales del areópago, en Atenas. Aquello era también una especie tertulia de filósofos decadentes, en busca, no de verdades, sino de “novedades”, como expresamente se dice en los Hechos de los Apóstoles.
No sé quién fue el primero en lanzar una frasecita picante; quizá la escritora. A partir de ahí comenzó una especie de competición: cualquier palabra parecía susceptible de convertirse en una obscenidad más o menos explícita. ¡Como disfrutaban los contertulios lanzado ingeniosas procacidades los unos a las otras o viceversa!
Luego llegaron las rimas. Bastaba que uno cambiara de conversación y soltara una frase banal sobre otro asunto, para que alguien le inventase un pareado estúpido digno de un adolescente iletrado obsesionado con el sexo.
Y reían, reían... ¡Qué graciosos se ponen algnunos "intelectuales" de las ondas cuando hablan de lo único que al parecer les importa!
San Pablo, en su epístola a Tito, acuñó una especie de aforismo que, en latín, suena así: Omnia munda mundis. Todo es limpio para los limpios. Kloster, que me acompañaba en el coche, dijo algo parecido: omnia sordida sordidis. Todo es sucio para los sucios.
La cuestión es cómo evitar que nos manchen a todos.
No me llaméis "blog". Soy un globo que vuela a su aire, se renueva cada día y admite toda clase de pasajeros con tal que sean respetuosos y educados, y cuiden la ortografía. Me pilota desde hace algunos años un cura que trata de escribir con sentido sobrenatural, con sentido común y a veces con sentido del humor.
domingo, 26 de octubre de 2008
La tertulia
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9 comentarios:
Bonita reflexión. Yo creo que basta con mantener la identidad propia para no mancharse con la mierda de los demás. Aunque se puede caer en el error de que al ver la mierda de los demás, nos consideremos nosotros los más limpios.
Por eso hay que mancharse un poco, para aprender a limpiar, digo. El riesgo está en convertirse como los marranos de la foto, que viven a gusto y consideran su hogar la mierda en la que viven.
Es típico de los adolescentes del colegio donde trabajo. Mantener el tono humano en las conversaciones ayuda mucho a su disfrute y sirve hasta de descanso. En bastante desagradable y repulsivo ver cómo gente mayor e "intelectual" cae en este tipo de conversaciones, cuando sacan lo que verdaderamente llevan en su cabeza y corazón.
Muy apropiada la fotografía!
Yo tambien la oí cuando iba en el coche,no tenía ninguna gracia.
Cambiar de canal y sobre todo, escribir al programa. Yo lo hice en una ocasión con uno de mis periodistas favoritos de la radio. Nunca me contestaron, pero pensé que alguien leería mi email y ahí quedaba eso. Que no se piensen que todos somos borregos y que pensamos todos igual. Que aprendan a respetar la diferencia en los medios de comunicación.
Además, le castigué una temporada sin poner su emisora. A él le daría igual un oyente más que menos, pero yo me quedé muy tranquila con mi opción personal.
lo que no entiendo es porque lo hacen en la radio .. .que ganas de retratarse publicamente. De alguna manera es de agradecer el que te adviertan de con quien tratas
A lo mejor Kloster ya se lo ha dicho, pero... se ha pasado Ud. en la comparación "fotográfica", D. Enrique; la comunidad porcina, si pudiera, le pediría una rectificación. De los "tertulianos" de la foto saldrían, como mínimo, unos jamones estupendos!
..le doy mi receta... según quién y lo que se habla es mejor ni oírlo, se puede intuír la porqueria que va a "echar" y ésta se queda, aunque sólo sea para darle vueltas en la cabeza, que ya es bastante...
Personalmente tengo suficiente con la que a veces genero, sin ser del todo consciente...hasta que,,, en el interior, esa voz te dice.. primero: Úhi con el terreno que pisas!!! y más adelante: qué ¿estas contenta? ahh la lengua!!!
¿Quién dijo que hasta de la palabra ociosa daremos cuenta? A mi me parece la más peligrosa; la propia y la ajena
Don Enrique, aunque algo tarde, opino lo mismo que HISTORIAS DEL METRO y ANÓNIMO: lo mejor, cambiar el canal, o apagar la radio.
En cuanto a lo que dice NACHO, no creo que haya que mancharse para aprender a limpiar. Igual que no hay que cortarse una mano para saber que duele.
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