He dejado en el parking un coche impregnado de barro, de hielo y sal, con los cristales de las ventanillas llenos de mugre y el parabrisas traslúcido.
Ya estoy en casa. Ahora la nieve y el hielo han dejado de ser mis enemigos y puedo contemplarlos de otra forma, como un regalo que Dios manda para despertar en nosotros toda suerte de emociones y de añoranzas.
Sin embargo, a la vista de este banco, sólo siento la tentación de echarme a lo largo, y dormir sobre un colchón de nieve virgen. Y calentita, a ser posible.
No me llaméis "blog". Soy un globo que vuela a su aire, se renueva cada día y admite toda clase de pasajeros con tal que sean respetuosos y educados, y cuiden la ortografía. Me pilota desde hace algunos años un cura que trata de escribir con sentido sobrenatural, con sentido común y a veces con sentido del humor.
lunes, 11 de enero de 2010
Un banco confortable
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5 comentarios:
Pues mejor será que duerma en su cama calentito.
Celebro su vuelta a casa en medio de este temporal.
GRACIAS
A mi me sugiere un barquillo de chocolate cubierto de nata...mmm
Ay madre, qué fríoooo!!!!! No se acueste en ese banco que a ver si no se va a despertar más! Cuidadiño!
¿De verdad le invita ese banco a acostarse en él? ¡a mí me incita a huir despavorida a mi casa y enchufar la calefacción a tope!
Qué diferentes somos los del norte de los del sur...yo que hoy al salir de misa de 8 pensaba que me moría congelada por la calle y estamos a 7 grados...(pero frío húmedo, que conste...de ese que se mete por los huesecillos...)
Es preciosa la foto del banco. Se la tomo prestada. Gracias
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