Al fin estoy en Riaza, uno de mis refugios habituales. Vengo a predicar un curso de retiro y, naturalmente, he olvidado en Madrid los guiones. Al llegar, me entero de que hoy no es jueves, sino martes. Pierdo un libro, que tenía en la mano, a pesar de que no he salido de la habitación y tardo cinco minutos en encontrarlo: me había sentado encima.Trato de preparar una meditación, pero la cabeza se me va a los acontecimientos de estos días. También a la convivencia de chicas que tuvimos en Molinoviejo.Ayer por la mañana charlé con una que estaba al borde del colapso por la emoción.-¡Ha sido superincreíble!, repetía una y otra vez, mientras me contaba lo mucho que había disfrutado, los descubrimientos que había hecho y los enormes propósitos que traía.-Ya veo -le dije-. Pareces un huracán. El problema es cómo se guarda un huracán para que dure. ¿En una cajita mágica?De ahí arrancó nuestra conversación. Charlamos de los sentimientos, que van y vienen como el viento, de las luces que deslumbran y de pronto nos dejan a oscuras, de la necesidad de seguir luchando cuando llega la sequía. Y a medida que yo hablaba, la chica, en lugar de enfriarse, se emocionaba más y más.
No me llaméis "blog". Soy un globo que vuela a su aire, se renueva cada día y admite toda clase de pasajeros con tal que sean respetuosos y educados, y cuiden la ortografía. Me pilota desde hace algunos años un cura que trata de escribir con sentido sobrenatural, con sentido común y a veces con sentido del humor.
miércoles, 20 de enero de 2010
Un huracán
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6 comentarios:
No me extraña que olvide usted las cosas después de la conversación que tuvo con esa chica.
Ojalá todas tuvieran ese huracán dentro...¡y encima de emociona! Pues eso, a rezar para que no se el escape el huracán y siga así de vibrante.
Buenos días, he descubierto su blog por casualidad... y he decir que me ha gustado mucho.
Y a propósito del artículo del huracán, ýo pienso que cuando éste pasa por una vida... ya nada puede volver a ser como antes... he intentado cambiar de opinión muchas veces pero ... no.
Un saludo y gracias.
ja,ja,ja. Y ¿cómo estaba el libro después de haber estado sentado encima de él? ¿Sobrevivió?
La suerte que tienen esas chicas de poder hablar conalguien así...
"Y a medida que yo hablaba, la chica, en lugar de enfriarse, se emocionaba más y más."
¿Cómo puede emocionar a una adolescente? ¡Si no hay quien las entienda!
Esta entrada es una joya: no tiene precio. Yo quiero ser un huracán y estar guardada en una cajita mágica...
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