martes, 4 de septiembre de 2012

Otoño

Camino de Madrid, hice un alto junto a un hayedo. Los pájaros ya se habían ido y yo escribí esto.


        Se desnuda el hayedo lentamente.
          Sus hojas van cayendo
          sin mirar hacia atrás.
          No añoran el verdor, la primavera
          ni el canto de las aves.
          Dios las convierte en oro
          para alfombrar su Belén.

12 comentarios:

Alguien dijo...

Muy bonito, muy poético... nuca le había visto así, D Henry...

Anónimo dijo...

Muchas felicidades en su aniversario!!!!
Hoy es nuestro decimotercer aniversario tbién!
Qué casualidad coincidir todos los años...

Relicary dijo...

Muy bonitas palabras y genial esa fotografía. Me hace echar de menos paisajes que ya me quedan lejanos.

Caray, esos versos deberían de haber estado en "El Belén que puso Dios"

Mercedes dijo...

Me gusta el otoño en los hayedos. Debe ser el sitio donde más se luce.
Aunque vaya con algunos días de retraso, le felicito por su aniversario y le encomendaré mañana en misa (hoy ya he ido).

Cordelia dijo...

Bonito, bonito. Esta poesía sí me gusta.

Adaldrida dijo...

¡¡¡Está muy bien!!!

Papathoma dijo...

Hay un lugar en nuestra provincia (Leon) que se llama El Faedo. En otoño se convierte en un paisaje que parece sacado de un cuento de hadas. Os recomiendo a todos visitar este lugar, si alguna vez el otoño os pilla ppr aqui cerca. Ah, es una excursión ideal para familias, incluso con niños muy pequeños.

Vila dijo...

Esta mañana he leído la poesía y de inmediato me ha recordado algo:
¿Se acuerda que el año pasado también escribió otra preciosa cancioncilla inspirada en las hojas doradas del otoño? Era muy distinta a ésta pero también tenía este mismo trasfondo, ser parte del Belén de Jesús.

Por aquél entonces recuerdo que las musas se le escaparon (jugueteando por el globo supongo) y no pudo escribir uno de sus fantásticos cuentos. Qué genial sería si no se le escapasen de nuevo.

He tenido un día completito y tenía la esperanza de que alguno de sus lectores se lanzara a recordárselo, pero como no ha sido así, pues aquí me tiene.

Le "soplo" un pedazo precioso de lo que escribió, para ver si es un reclamo para las musas:

"son el oro del Adviento con el que Dios quiso abrigar a Jesús"

Vila dijo...

¿Por alguna razón ha decidido quitar el reloj o es cosa de mi ordenador?

Enrique Monasterio dijo...

El reloj volverá. Está en el relojero

yomisma dijo...

Y hoy felicidades otra vez.

Vila dijo...

Me uno a las felicitaciones de Yomisma, acaba de ser encomendado en la Misa. Buen dia