Uno siempre ha sabido que en verano puede hacer mucho calor y en invierno mucho frío; que Córdoba y Sevilla se ponen a 40 grados en agosto y en Écija ni te cuento; que en Burgos sólo hay dos estaciones —el invierno y la del ferrocarril—, y que en otoño todo es posible; que lo normal es que nada llegue cuando toca, porque hay nevadas de mayo y calores tropicales de diciembre. O sea, que el tiempo está loco. Ya lo decía mi abuela hace cincuenta años; y la culpa entonces era del turco.
Pero llegó la tele y, con ella, el terror. Los llamados “hombres del tiempo” nos llenaron el cerebro de isobaras, ciclones, anticiclones, gotas frías, borrascas y tornados. Y la globalización meteorológica se nos metió en casa.
Cuando yo tenía 15 años —es decir, hace nada— los meteorólogos de mi pueblo eran el “pastor del Gorbea”, el calendario zaragozano y el rico refranero español (“mañanitas de niebla, tardes de paseo, etc.”), que nos transmitían sabios e imprecisos pronósticos para ámbitos reducidos. Ahora el Planeta entero esta on line y sabemos al minuto que hay inundaciones en China, huracanes en Puerto Rico, tormentas tropicales en Rumanía y una sequía de muerte en Langreo.
La colaboración de los medios fue decisiva para incrementar el terror. Antes, con la llegada del verano, nos inquietaban el monstruo del Lago Ness y el desembarco de extraterrestres en oleadas de platillos volantes. Ahora el Ministerio de turno pone a medio país en alerta naranja, roja o amarilla, o sea, nos saca los colores, y nos previene contra las olas de calor, las gotas frías, las corrientes en chorro, la arena del desierto con camellos en suspensión, el hielo de madrugada, las nevadas en cotas bajas, los bancos de niebla y otras mil calamidades. De esta forma los ciudadanos no tendremos derecho a decir aquello de “piove; porco governo!”. Ellos ya nos lo habían advertido.
Además, al bochorno de toda la vida lo llaman “ola de calor africano”, y a las saludables heladas del invierno, “frío de origen polar”. Uno ya sabía que el calor siempre viene de África; o sea que tampoco hacía falta señalar, pero quieren que bebamos como dromedarios y nos cubramos la testa como nómadas del desierto.
Nada tengo contra los paternales consejos de las autoridades. De verdad que no, así que no me pongáis verde, queridos comentaristas del blog. Siempre es consolador saber que el dinero de nuestros impuestos sirve para sermonear al personal con recomendaciones saludables. Así los trabajadores que agujerean el asfalto durante el mes de agosto sabrán que no hay que salir a la calle en “las horas centrales del día” y protegerán su delicada epidermis con las cremas adecuadas.
Para mí que los “creadores de opinión” han caído en la cuenta de que aterrorizar al personal vende: las vacas locas, el pollo belga, la gripe aviar, la peste porcina, el pescado japonés…, y el clima. Contribuye a acentuar el terror la conocida amnesia meteorológica que padecemos. Cada vez que llega una “ola”, bien sea de frío o de calor, alguien asegura que “los más viejos del lugar” no recuerdan otra semejante. ¿Y a quién se le ocurre consultar a los más viejos del lugar? ¿Es que no saben que los viejos andan fatal de memoria?
—Alfredo José, haz el favor de recoger ese papel, que hay que luchar contra el cambio climático, amonestaba un barbado profesor de Instituto a un gordito de diez o doce años que jugaba en el patio.
Y luego dicen que los curas traumatizan a los fieles con las penas del Infierno. El infierno existe, desde luego, pero, al menos, está en nuestras manos evitarlo. Los algoreros del cambio climático, en cambio, nos condenan a todos por igual a un averno de fuego y de tormento.
Me contaba Kloster que, durante la última glaciación, su abuelo ya le habló del asunto.
—Heinz, hijo mío. Esto ya no es lo que era. Se nos está descongelando el jardín. La culpa debe ser de tu primo Adolfo, que desde que inventó el tabaco, no para de echar humo por la nariz.
13 comentarios:
La verdad es que para los que vivimos en un piso interior, donde hay que echarle mucha imaginación para saber de qué color está el cielo cada mañana, es un tormento hacer caso a los locutores de radio... Siempre tan alarmistas... Uno sale de casa forrado con bufanda y cargando todo el día con el paraguas, y luego llega a casa por la noche cocido en su propio jugo y del paraguas hasta las narices...
Me ha hecho gracia lo de las estaciones de Burgos. Todo lo del cambio climático tiene parte de verdad, pero se exagera bastante. Hasta ayer casi nadie hablaba de este tema, y el problema también existía, pero parece que se ha puesto de moda
Pues es que los "pobres gobiernos" (ejem) deben tener miedo a que venga una ola de calor y la gente diga que es por culpa suya. Este verano todo París estaba forrado de carteles dando ideas de cómo "refrescar a los vecinos durante la canícula" (carteles solidarios con gente llevando ventiladores a los ancianos). Parece que habían anunciado un verano caluroso, y la peña miraba los carteles con bufanda y tiritando. La pregunta es para Kloster: ¿es normal esa afición a buscar culpables?
Yo pensaba que "el cambio climático" es una "claúsula para cambiar de tema" en contextos políticos:
No os preocupeís por el paro, ni la immigración, ni la corrupción, ni la especulación del suelo, ni el ataque a la familia. Unámonos contra el cambio climático que, a fin de cuentas, no hay nada que hacer!!!
Hoy mientras veía al "hombre del tiempo" pensaba eso, que ya no hay sitio para la sorpesa. Es todo tan exacto, ¡ Previenen hasta de la intensidad de la tramontana o de los cm. de nieve que van a caer! que lástima , tenía algo de mágico imaginarse la posibilidad de una nevada o un buen día para salir de excursión. En fin, parece que la ciencia cada vez duda menos.
En este viejo planeta existen huellas bastante claras de grandes cambios climáticos ocurridos mucho antes de que el hombre pusiera pie en tierra. Pero parece que el engreido hombre de hoy quiere controlarlo todo, incluso el devenir de los ciclos planetarios en los que su secular historia no es más que un suspiro.
Hay una escena muy buena en la película "Ocean´s 13". Un Brad Pitt disfrazado se presenta ante el director del Hotel y le dice que tenga cuidado porque se acerca un terremoto peligrosísimo y no diga luego que no se lo avisó. Sus compinches lo observan desde una cámara oculta y comentan: "Está haciendo un Al Gore"...
A mí con el cambio climático me pasa como con la sección de economía de las noticias: me ayudan a profundizar en la filiación divina.
Pascalle me sugiere un buen tema de reflexión. Prometo hablarlo con Kloster
Lo ha consultado con Al Gore? Puede que el tenga la respuesta!? Por algo le dieron el Nobel! o por nada?
Me cuenta mi madre (que tiene 74 años) que su abuelo ya le decía que estaba cambiando el tiempo, y que llegaría un momento en que no distinguiríamos el invierno del verano. Y entonces no creo que hubiera muchas emisiones a la atmósfera; ni había coches apenas (y menos en un pueblo de Asturias), ni neveras (fresqueras a lo máximo, y eso si había algo para meter dentro), ni nada de nada.
Lo de darle el premio Nobel y el Príncipe de Asturias a Al Gore me hace sentir vergüeza; contamina más él con su avión privado que todos nosotros juntos. Y no digamos ya la fortuna que está haciendo con sus charlas, o el hecho de que no quisiera firmar el protocolo de Kioto cuando era vicepresidente.
No sé, creo que nos estamos volviendo todos locos.
Siguiendo las noticias, un día oigo que son los gases de las vacas lo que más contamina la atmósfera; otro día oigo que son los coches, y lo último, oído la semana pasada, es que somos los fumadores los que más la contaminamos. Digo yo que las industrias papeleras, o las térmicas que tenemos en Asturias no contaminan nada...no, soy yo con mis cigarrillos quien se está cargando el planeta. ¡Empiezo a tener insomnio y sentimiento de culpa!
Un saludo Don Enrique.
Un periodista muy bueno (de los mejores) dijo una vez que el ser humano es la única criatura sobre la faz de la Tierra que paga para que la aterroricen.
Y que conste que nunca he visto a ese periodista subido en una montaña rusa. Ni siquiera lo he visto en el trenecito ese de las ferias en que un señor disfrazado de bruja le daba escobazos al personal.
Hola desde el río de la Plata!
Además del porco governo, están las suegras, que algo tendrán que ver.
j.a.varela
Excelente la foto. Se la piratearé sin cargo de conciencia.
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