Un ingenioso político y miembro (masculino) del Gobierno ha declarado en plena euforia laicista que en España “la gente no hace cola para santiguarse.”
Kloster, que es medio alemán y por tanto, un pelín cuadriculado, me lo contó a su manera. Ya notaba yo que la lengua se le trababa un tanto y tenía la vista perdida cuando comenzó:
—Éste es un país desordenado, querido colega; sois un pueblo incorregible y proclive a la anarquía. Iba siendo hora de que alguien os pusiera firmes. Deberíais colocarnos en fila y esperar vuestro turno como cuando pedís el DNI o vais a la Delegación de Hacienda, pero sois gente confusa, os saltáis la cola, os santiguáis en tropel y así va el país.
Ahora, cuando los niños empiecen a ser educados para la ciudadanía, aprenderán de una vez por todas que, para hacer la señal de la cruz, hay que pedir la vez, sacar un número, o ir en falanges, quiero decir en columnas de a dos y marcando el paso.
A ver si los cristianos nos vamos enterando. Que no se puede ir por la vida en manada, avasallando sensibilidades laicas y honestas. ¿…Que viene el Papa? ¡Hala!, millones de católicos con banderitas, gritando como tontos, sin orden ni armonía como si esto fuera el Tercer Mundo. ¡Hay que guardar cola, ciudadanos y ciudadanas! Además, conste que no había tanta gente como decís.
Estuvo muy mal aquello de la Plaza de Colón, ¿os acordáis? No me refiero a la celebración de la Eurocopa, que fue un acto cívico y lúdico, un ejemplo de moderación, sensatez y alcoholismo, sino a la otra concentración, la de cientos de miles de personas que, según ellos, iban en defensa de la familia. Fue un desorden absoluto. Y los obispos que presidieron el acto ni siquiera tuvieron la sensibilidad democrática de exigir que os pusierais en fila antes de santiguaros. Tampoco habría sido tan difícil, total erais cuatro gatos mal contados. Es más, la mayor parte de los asistentes eran funcionarios encargados de contar a los concentrados, y, con tanto desorden, se contaban los unos a los otros, con lo que la cifra real de manifestantes se hinchó desmesuradamente: erais poquitos. ¿Qué os habría costado poneros en fila?
Pues no señor; aquí nadie hace cola para santiguarse.
Total, ¿cuántos fueron a la procesión del Corpus? El obispo y sus amigos. ¿Y a la Semana Santa de Sevilla? ¿Y a la de Málaga? ¿Y a la de Zamora? ¡Si ni siquiera salieron la mayor parte de las cofradías! ¿La lluvia, dices? Eso fue solo un mal pretexto. Todos sabían muy bien que la afición había huido a la playa o al campo y que buena parte de la peña, llena de entusiasmo democrático, abarrotaba los mítines de la campaña electoral. Allí sí que había gente. Tanta, por lo menos, como en las manifestaciones del 1 de mayo.
Gracias a Dios vuestros gobernantes ya están elaborando una nueva ley de libertad religiosa para prohibir excesos y meteros en cintura. De ahora en adelante, todos en fila; que se sepa muy bien quiénes sois. Y al que se desmande se le quitarán puntos del carnet de conducir.
—El laicismo está en la calle, querido amigo —concluyó el bueno de Kloster—. El pueblo lo pide. Hay que seguir prohibiendo cosas para ser verdaderamente libres.
Kloster —era evidente— sufría una intoxicación etílica seria.
—¿Cuánto has bebido?
—Lo ignoro, amigo mío. Yo siempre bebo para olvidar. Y también he olvidado eso.
No me llaméis "blog". Soy un globo que vuela a su aire, se renueva cada día y admite toda clase de pasajeros con tal que sean respetuosos y educados, y cuiden la ortografía. Me pilota desde hace algunos años un cura que trata de escribir con sentido sobrenatural, con sentido común y a veces con sentido del humor.
lunes, 7 de julio de 2008
A la cola, ciudadanos
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7 comentarios:
D. Enrique:
kloser tien toda la razón, ja ja, como se nos ocurre hacer ruido y no hacer cola con los pocos que somos.
LA CAPELINA EN...http://vidasobrenatural.blogspot.com/
Muy bueno el artículo, pero ¿quién ha dicho eso de ponerse a la cola para santiguar? ¿Por qué? Es que se me queda el artículo cojo.
Celestino Carbacho, Ministro de trabajo y no se qué más, para justificar el giro laicista del gobierno ha declarado que tampoco es para tanto: "al fin y al cabo, en España no hay cola para santiguarse"
Gracias don Enrique. Pero qué gente más pollina, ¿no?
Así es, Juanan
Y ciudadanas que hacen doble tirabuzón para aparcar el coche en la calle Vitrubio. Y el de atrás...que apenque. (y va y me pilla!)
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