—Quiero que bautices a mi hija.
Aún vacilabas entre el "tú" y el "usted". Igual que cuando tenías 15 años.
—Me dijiste que no creías en nada...
—Sí, pero me gustaría que ella crea en algo cuando sea mayor...
—¿En algo?
—En lo que tú crees.
—¿Y cómo la educarás?
En ese momento me revelaste el resto de tus planes.
—Se la dejaré a alguien para que la haga cristiana..., a mi madre no. Luego me marcharé otra vez... Yo ya no tengo arreglo.
Me hablaste de Brasil, de un amigo que tienes por aquellas tierras; también querías ir a Camboya no recuerdo con quién, y te vi tan insegura, tan desamparada que no me costó mucho convencerte de que, antes, deberíamos llamar a tu madre:
—Tiene más de 60 años, está sola y la operaron de un cáncer hace tiempo. ¿Lo sabías? Ahora está bien, pero ya no es la misma. Creo que necesita verte y conocer a su nieta. Tienes que regresar del todo, Rocío. Es verdad que tu madre también debe recomenzar, porque se alejó de ti mucho antes y aún no ha vuelto. Puedes darle una oportunidad de pedir perdón. Creo que Dios te ha traído de la mano...
—¡Dios no! —me interrumpiste—. He venido yo sola.
Hablamos por teléfono con tu madre. Yo aproveché para ir al baño mientras tú te desahogabas con ella.
La historia aún no ha terminado. Ahora vives de nuevo con tu madre y con esa morenaza de 4 años que me llama "dompique" y tiene las orejas en soplillo, igual que tú.
Ya sé. No debo inventarme "un final feliz". Soy consciente de que éste no es el final y todavía no es feliz.
No me llaméis "blog". Soy un globo que vuela a su aire, se renueva cada día y admite toda clase de pasajeros con tal que sean respetuosos y educados, y cuiden la ortografía. Me pilota desde hace algunos años un cura que trata de escribir con sentido sobrenatural, con sentido común y a veces con sentido del humor.
viernes, 31 de octubre de 2008
El regreso de Rocío (y III)
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6 comentarios:
Me parece que Rocío no debe esperar , como hizo su madre con ella, que su morenaza por sí misma no siga los pasos de su madre.Quiero decir, que si quiere que su hija no sea igual a ella, la que tiene que empezar a cambiar es ella misma. Los hijos aprenden más de ejemplos que de palabras y una rectificación de su vida será el mejor ejemplo para su hija. Será costoso, pero si de verdad quiere lo mejor para ella como parece, ya que busca que la bauticen, etc, merecería la pena.
D. Enrique, se está ganando el cielo. El que quiera bautizar a su hija es un gran paso. Espero que con el tiempo, el final sea feliz.
Rocio, algún día entenderás cuanto te ama Dios. Déjale que te lo cuente ...
que todo acabe bien...
Me ha emocionado saber que estás con tu madre y en tu casa Rocío... sigue caminando !!!
Tu historia no me es indiferente rezaré por ti, cada día.
Los pasos lentos a veces son los más sólidos. Estamos impacientes pero ofreceremos esa misma impaciencia por un final como tiene que ser. Rocío no se juega el alma de su hija, ojalá no vuelva a jugarse la suya.
Cuánto que aprender....
Ps. desde luego, lo de "dompique" es antológico!
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