sábado, 25 de octubre de 2008

¿Está preparada Cristina?

No es Cristina; pero esa mirada es clavadita
Tiene 7 años, pero se expresa como una persona mayor. Su vocabulario es bastante más rico de lo que corresponde a su edad, y utiliza expresiones de adulto, que parecen aprendidas en casa. No me extraña: su padre es profesor en la Universidad y dice cosas parecidas.

Se llama Cristina, y es una niña encantadora. Viene a charlar conmigo de la mano de su madre, porque va a hacer su primera Confesión y quiere que yo le ayude a prepararse.

Me dice que su hemana mayor le ha leído un libro mío sobre el nacimiento de Jesús y que le ha gustado mucho; que es muy bonito lo que dice sobre Zabulón, el pastorcillo tonto; que ella no es tonta, pero le gustaría parecerse a él.

Está tan contenta, y tan nerviosa, que casi da saltos de alegría. Como además es una charlatana, me cuenta mil historias que no acabo de entender del todo: me habla de su perro, que se llama "Guau" (un nombre perfecto para un perro), de su cole y de las profes, de sus amigas... También me dice quiere mucho a Jesús y charla con él todas las noches antes de dormirse.

Si no os hacéis como los niños no entraréis en el Reino de los Cielos (Mat 18,1-4).

Cristina no puede "hacerse" niña, porque ya lo es. En eso, y sólo en eso, le llevo ventaja. Yo aún puedo intentarlo, a pesar los pesares.

—¿Usted cree que está preparada?

Su madre parece un tanto inquieta: "¡la veo tan pequeña!", me dice.

—¿Preparada? Ojalá lográsemos tú y yo estar tan bien preparados como Cristina.

De regreso a casa se me ocurre una idea: cuando sea muy viejo y no esté en condiciones de hacer casi nada, pediré un Confesonario al que sólo vengan niños y niñas. Será como un anticipo del Cielo.



11 comentarios:

Conrad López dijo...

Off-topic
¡Así que fué usted quien escribió "A Belén Pastores" ...! No tenía ni idea.

Pues sepa que la Navidad pasada lo representamos en mi parriquia. Yo fui el encargado de destripar el papel del Centurión, jejeje.

Es una obrilla deliciosa, don Enrique. Todo el mundo la disfrutó, pero los niños estaban en la gloria.

Nacho dijo...

Benditos niños ¿verdad?

Nacho dijo...

Benditos niños.

Nacho dijo...

Por cierto,como odio eso de que los comentarios no se visualicen hasta que el propietario del blog lo haya aprobado.

Enrique Monasterio dijo...

Nacho: cuando escribe un cura hay siempre tres o cuatro pirados que se dedican a insultar como locos venga o no a cuento. También hay otros que hacen unos elogios tan desmesurados que podrían colorados a un poste de teléfonos.
Por eso necesito "moderar" los comentarios. Nunca he censurado ninguna opinión, pero en mi blog no quiero escupitajos ni aduladores.
¿Me he explicado?

Enrique Monasterio dijo...

No, Séneka, yo escribí un librito titulado "el belén que puso Dios".

Anónimo dijo...

Los padres tienen mucha suerte ¡se aprende tanto de los niños!

Nacho dijo...

Pues yo insultar, insultar... procuro que no, pero se me pueden escapar palabras malsonantes. Pero prefiero meter la pata y asumir las consecuencias que correr un tupido velo. Y disfrutar del perdón, si es que consigo que me perdonen por meter la pata al decir algo inconveniente.

Moderar consiste en llamar la atención a alguien que se sale de la pauta, no taparle la boca antes de que la abra ¿no?

Espero que el día que llegue usted a moderarme tapándome la boca tenga la generosidad de señalar el porqúe de su moderación.

Enrique Monasterio dijo...

No creo que te "modere" nunca. Pareces un tipo civilizado

Anónimo dijo...

Efectivamente los niños son un auténtico cielo. Hemos tenido nueve y ... siguen siendo un cielo y no dejo de dar gracias a Dios por haberse fiado de nosotros.
Y ¿qué me dice de las personas mayores? Dentro de casi nada tendremos a los abuelos en la casa de al lado y tengo que decir que me hace especial ilusión... ...si conseguimos darles -al menos-una de miel por las que hayan recibido de cal o arena...

Jorge Tejero dijo...

Los niños son los mejores. Yo, que doy catequesis a niños de 6 años, me lo paso en grande con ellos. El otro día les llevé a la Iglesia y les pregunté quién estaba en el Sagrario (les tuve que explicar donde estaba). Una niña contestó que los sacerdotes.