―Como
dijo Eugenio D’ors, “lo que no es tradición es plagio”.
―¿A
qué viene eso ahora, amigo Kloster?
―Llevas
hora y media ordenando apuntes, rompiendo viejos papeles, repasando guiones que
elaboraste hace veinte o treinta años. Ya lo hiciste una vez hace dos años y todavía acumulas toneladas. El más antiguo es ése que tienes ahora
mismo en la mano; es un largo esquema para predicar sobre la Virgen y lo
redactaste en mayo de 1972.
―De
acuerdo, y qué.
―Que, como puedes comprobar, desde entonces no has tenido una sola idea nueva. Todo eso tan original que
pensabas ayer mismo y volviste a poner por escrito en un guión es sólo un
refrito de hace cuarenta años.
―Mejor
un “remake”; suena más moderno. Todo es tradición.
―Refrito,
colega, refrito: te plagias a ti mismo. Si al menos te sirviera para ser humilde...
5 comentarios:
Quizás le consuele considerarlos como una pintura donde los trazos ya dibujados son -en su aparente debilidad- ecos del infinito.
Un saludo y buen dia!
Dígale a Kloster que el Espíritu Santo es el mismo e insiste en las mismas ideas, a ver si nos enteramos. Lo bueno es que luego también sopla la improvisación y el remake queda la mar de interesante.
P.D. No le estoy haciendo la pelota; en todo caso...al Espíritu que sopla donde quiere y a unos más que a otros!
Parecido a lo que dice Papathoma. No me canso de volver a ver buenas pelis, escuchar geniales canciones, leer estupendos libros.
Kloster, ¿cuántas veces te has (re)leído el Evangelio?
Eso lo que quiere decir es que sigue teniendo la cabeza en su mismo lugar, y que sigue estando amueblada con el mismo buen gusto que en su juventud. ¿Qué mas quiere? es estupendo constatar que a uno le carrula la cabeza igual de bien (o de mal) que siempre.
Siempre igual pero perfeccionado, supongo...
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