Hace muchos, muchos, años asistí en Roma a un mitin del Partido Comunista. Para mí, un estudiante larguirucho recién llegado de la España predemocrática, era una tentación irresistible. Algo así como colarse en una peli del 3R haciéndome pasar por mayor de edad para ver a la rubia de turno.
No fue emocionante; los oradores decían palabras prohibidas con la mayor desfachatez. Hablaban del paraíso soviético, de una sociedad sin clases, del terrible imperialismo yanqui; pero eran aburridísimos y nos repartieron coca-colas capitalistas con salchichas frías. Llegué a la conclusión de que eran unos comunistas muy raros, que tenían pánico a ganar las elecciones.
Dos días después fui a confesarme. El sacerdote me dijo que aquello no era pecado y que, en todo caso, ya había cumplido la penitencia aguantando más de una hora el espectáculo.
Como además no sabía casi nada de italiano, apenas entendí lo que decían. A la salida, en cambio, había un charlatán que vendía unos extraños muñecos saltarines. No compré ninguno porque andaba escaso de liras, pero aquél sí que habría sido un buen candidato.
Ahora los mítines vienen en conserva. Los mitineros no hablan con palabras, sino con frases prefabricadas, que permiten pocas variaciones originales. Yo me entretengo adivinando el final de cada párrafo antes de que lo terminen. Tengo un porcentaje de éxito del 76 por ciento.
No penséis que me lo tomo a broma. Soy consciente de que en las elecciones nos jugamos mucho más que un puñado de euros, pero la prosa sigue siendo igual de tediosa.
7 comentarios:
Por el momento, dentro de la burbuja en la que vive mi familia no ha entrado ni una sola de esas frases perfectamente predecibles. Veremos hasta cuándo logro mantener ese estado de perfecta (y bendita) ignorancia. Por el momento, mis hijas ven los Wiggles en el DVD (la tele del salón no tiene antena...)
En una cosa estoy de acuerdo con usted: en estas elecciones nos jugamos mucho.
Pero no pienso perder mi tiempo escuchado a nuestros "charlatanes" actuales. Ayer de refilón escuché a uno de ellos (seguramente al que votaré) con el siempre "prometo... prometo... prometo" y casi me pongo mala.
O perdón puse la palabreja rara en lugar de mi nic, sorry.
Así queda visto cómo me alteran las elecciones.jaja
Robert Schumman decía que conocía a pocos políticos a quienes el estruendo de los motoristas y el sonido de las sirenas no les hubiera trastornado.
¡Qué pena que sean tan poco creativos! Pienso que la mayoría se parecen mucho en la forma. Y siento que no nos merecemos estos pólíticos (¿o sí?)
Si hay alguien "rompedor", como no tenga la valentía de fundar su propio partido, tiene que estar "en las filas" del que sea, y yo no sé si acaban casi perdiendo su identidad.
No me gustaría parecer pesimista. Se nota que soy un poco escéptica en política, ¿verdad?
Dado que yo desde el día dos estoy cansando de las campañas y las quejas y me dedico a la burbuja de leer a los pensadores de inicios del siglo XX, que me está resultando más constructivo, especialmente porque algunos parecen profetas de esta época en que vivimos.
Nos jugamos mucho, es cierto. Ojalá el jugarse algo incluya a los que deben ascender al poder, sean quienes sean. Ellos también se juegan mucho.
No nos jugamos nada, Don Enrique,no habrá grandes variaciones.Recuérdelo.
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